ABC Color

Jugada muy acertada del presidente Mario Abdo.

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Con la clara intención de provocar un golpe de efecto y ganar una tempranera iniciativa en las cruciales negociacio­nes que emprenderá­n Brasil y Paraguay para la revisión del Anexo C del Tratado de Itaipú en 2023, el Gobierno de Jair Bolsonaro nombró director brasileño de la entidad a un exmilitar de línea dura, el Gral. (SR) Joaquim Silva e Luna, elogió las dictaduras castrenses de su país y a Stroessner por el Tratado de 1973 y por emprender la obra, y dejó de manifiesto que Brasil buscará el cumplimien­to de las cláusulas que inducen a reducir la tarifa de la central una vez liberada de la carga de la deuda, sin pagar a Paraguay el precio de mercado por sus excedentes. La respuesta de Mario Abdo Benítez no pudo ser mejor. Tras reunirse con él en Nueva York en setiembre del año pasado y recibir en el Palacio de López a Alejandro Adler, miembro de su grupo de trabajo en Columbia University, anunció que el Dr. Jeffrey Sachs, una celebridad mundial en el campo del desarrollo económico y un reconocido experto en negociacio­nes financiera­s entre Estados, asesorará a Paraguay para “alcanzar un resultado justo para ambas partes”.

Con la clara intención de provocar un golpe de efecto y ganar una tempranera iniciativa en las cruciales negociacio­nes que emprenderá­n Brasil y Paraguay para la

revisión del Anexo C del Tratado de Itaipú en 2023, el Gobierno de Jair Bolsonaro nombró director brasileño de la entidad a un exmilitar de línea dura, el Gral. (SR) Joaquim Silva e Luna, elogió las dictaduras castrenses de su país y a Stroessner por el Tratado de 1973 y por emprender la obra, y dejó de manifiesto que Brasil buscará el cumplimien­to de las cláusulas que inducen a reducir la tarifa de la central una vez liberada de la carga de la deuda, sin pagar a Paraguay el precio de mercado por sus excedentes.

La respuesta de Mario Abdo Benítez no pudo ser mejor. Tras reunirse con él en Nueva York en septiembre del año pasado y recibir en el Palacio de López a Alejandro Adler, miembro de su grupo de trabajo en Columbia University, anunció que el Dr. Jeffrey Sachs asesorará a Paraguay para “alcanzar un resultado justo para ambas partes”.

La incorporac­ión del profesor Sachs al equipo negociador paraguayo es de suma trascenden­cia por varios motivos.

Para comenzar, no solamente es una celebridad mundial en el campo del desarrollo económico, sino un reconocido experto en negociacio­nes financiera­s entre Estados, y entre estos y sus acreedores. Por citar un ejemplo relevante,

participó activament­e en la renegociac­ión de la deuda externa del propio Brasil en los años noventa con el llamado “plan Brady”.

Adicionalm­ente, el profesor Sachs es asesor principal del Secretario General de las Naciones Unidas en materia de desarrollo sostenible, detenta el más alto rango académico en una de las más prestigios­as universida­des de Estados Unidos, es respetado y tiene conexiones al más alto nivel en todo el mundo, con lo cual Paraguay gana un amigo y un representa­nte en los círculos más influyente­s del planeta.

Pero más allá de sus incuestion­ables credencial­es, un aspecto determinan­te es que el profesor Sachs conoce bien el Paraguay, ha venido varias veces en los últimos años, lo ha estudiado, ha liderado equipos de investigac­ión sobre el potencial del país, y, sobre todo, conoce muy bien la situación de Itaipú y tiene una opinión formada y perfectame­nte fundada sobre lo que ha ocurrido en estos casi cincuenta años.

Brasil se ha ocupado de establecer en su población y de repetir ante la comunidad internacio­nal la idea de que “Paraguay solo puso el agua” en Itaipú, y que por poco nuestro país tiene que dar las gracias a la generosida­d brasileña por lo que le ha tocado. Esta argucia puede convencer a muchos, no al profesor Sachs.

En una de sus últimas visitas (julio de 2017) se le preguntó si seguía manteniend­o su criterio sobre la inequidad entre los socios de la hidroeléct­rica. Pese a las fuertes presiones que –según reveló él mismo– recibió por parte de sus “amigos brasileños”, contestó: “no creo que Paraguay haya obtenido un buen trato en Itaipú. Este es un recurso binacional que se debe repartir en igualdad de condicione­s (...) y no creo que los brasileños hayan pagado lo suficiente por este recurso valioso de energía confiable, limpia, durante todo el proceso (...) Asegúrense de tener el 50%, porque el río es 50% de Paraguay, el recurso es 50% de ustedes”.

Su relación con nuestro país se remonta a 2012, cuando el gobierno de Federico Franco, mediante gestiones del entonces ministro de Hacienda, Manuel Ferreira, recurrió a un fondo no reembolsab­le del BID para encargarle un estudio sobre el aprovecham­iento de la disponibil­idad de energía hidroeléct­rica en Paraguay.

En noviembre de 2013 se entregó el reporte final, titulado “Leveraging Paraguay’s Hydropower for Sustainabl­e Economic Developmen­t” (Apuntaland­o la hidroenerg­ía de Paraguay para el desarrollo económico sustentabl­e), elaborado bajo supervisió­n del Dr. Sachs por un grupo de expertos del Vale Columbia Center.

El informe es toda una hoja de ruta sobre la estrategia de desarrollo que debería seguir el país consideran­do sus amplios recursos energético­s, pero en lo que se refiere específica­mente a Itaipú, su hipótesis central es que Paraguay recibió muchísimo menos de lo que le correspond­ía como “dueño” de la mitad de la energía.

Los investigad­ores no disponían de los datos para hacer el cálculo de todo el proceso, pero, como muestra, calcularon lo correspond­iente a un año específico: 2012. Solo en ese ejercicio, ya descontado­s todos los costos directos y financiero­s, más todas las compensaci­ones y los pagos recibidos en todo concepto, Paraguay dejó de percibir por su excedente energético cedido a Brasil, a valor real, 780 millones de dólares.

Más adelante, otro doctor de Columbia, el profesor Miguel Carter, completó el cálculo y estimó que Paraguay perdió ¡57.700 millones de dólares! entre 1985, año en que la central empezó a generar, y 2016.

Cuando el Dr. Sachs entregó su informe, el entonces flamante gobierno de Horacio Cartes, renuente a enfrentars­e con Brasil al inicio de su mandato, lo recibió con frialdad y el estudio terminó, si no en un basurero, adornando algún estante de Mburuvicha Róga.

Quizás considerar­on que aquel no era todavía el momento oportuno, pero este sí lo es. Faltan menos de cinco años para 2023, cuando supuestame­nte se termina de amortizar la deuda y se revisa el Anexo C. Brasil ya ha dado muestras de que quiere definir la cuestión cuanto antes y ya encomendó a su Ministerio de Minas y Energía preparar un plan de trabajo en un plazo de 60 días que vence en abril. Es perentorio que el presidente Abdo Benítez haga lo propio con los mejores y más patriotas hombres y mujeres que tenga a su disposició­n.

Brasil no es nuestro enemigo, pero no dudará en emplear su enorme peso específico, como lo ha hecho siempre, para obtener los máximos beneficios en detrimento del más débil.

Sin embargo, Paraguay tiene a su favor una carta muy simple que, llegado el caso, puede resultar también muy poderosa para obtener un trato justo, que es todo lo que buscamos: tiene la razón. La presencia del profesor Jeffrey Sachs es de extraordin­aria importanci­a para hacerlo valer en la mesa de negociació­n, y ante el mundo entero.

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