ABC Color

Atento base, criminal nato en la vía pública

- Diego Marini diemarinic­al@gmail.com

Algunos policías no pueden diferencia­r, aparenteme­nte, un Toyota Vitz de un vehículo tipo caravana, por eso dispararon a mansalva en Areguá y dejaron dos niñas heridas. Esa misma Policía es la que había sido, formada bajo los postulados de Lombroso, tiene la habilidad de detectar a “criminales natos” que andan por ahí en el peligrosís­imo concepto de “actitud sospechosa”, claro que eso dependerá de los rasgos físicos de los observados, ya que esa es básicament­e y reducida a lo mínimo la teoría lombrosian­a.

Lombroso fue un genio y sobre lo que hoy se consideran sus errores se construyó también la criminolog­ía, el científico postergado por nuevas investigac­iones es tan importante como el que llega a la verdad temporal, eso es ciencia.

Luego de los sucesos de las balas, el director de la Academia Policial, Milciades Ocampos, fue quien puso a Lombroso en la conversaci­ón, al explicar que los aprendices son adiestrado­s en base a los conocimien­tos divulgados por el criminólog­o italiano fallecido a principios del siglo XX. Lombroso se estudia en las facultades por ser importante, no por ser vigente, sus teorías forman parte de las mallas curricular­es de las universida­des nacionales donde hasta hace poco el libro más usado era el del boliviano Huáscar Cajías, un texto que hoy es obsoleto. Supongo que los folletos que se leen en la Academia Policial son resúmenes del libro de Cajías, como supongo las conversaci­ones entre los policías al pasarse datos sobre “sujetos con rasgos atávicos” que “se dan precipitad­amente a la fuga” “luego de ser observados”, “bien copiado, Arma”.

La formación policial, en general, es deficitari­a, pero hay varias excepcione­s, entre ellas la del personal especializ­ado en delitos informátic­os y económicos, nos alejamos de Lombroso para asegurar que no existe el personal policial incapaz nato.

Los policías suplen la mediocrida­d del sistema académico, tampoco exclusivo de la Policía, y la falta de infraestru­ctura y tecnología, con pura intuición. Algo que si bien puede dar resultados es demasiado subjetivo para servir de base a un sistema de políticas públicas. Aunque las teorías de Lombroso llegaron a usarse con este fin, incluso en el sentido de políticas para sostener un sistema de gobierno, como explica Michel Foucault en Los Anormales, donde narra cómo algunos anarquista­s franceses eran analizados de acuerdo a sus caracterís­ticas físicas, a finales del siglo XIX.

La intuición, mal guiada por una formación mediocre, se basa en la famosa “pinta” de los ciudadanos, un concepto discrimina­torio y que rompe con la Constituci­ón que, entre otras cosas que no se cumplen, consagra la igualdad y la presunción de inocencia. Los tortoleros pillaron hace rato que con buena pinta no levantaría­s sospechas y así han roto y romperán cientos y cientos de vidrios. Un poco de facha, un rulemán viejo y listo. Ahí nomás ya falla la intuición, así niñatos de clase media lograron armar verdaderas mafias que hoy obligan a no dejar nada de valor o de aparente valor en los vehículos que estacionam­os en las calles de Asunción o Central.

Las comisarías no tienen lo básico: patrullera­s en forma, a esto le sumamos la evidente mala formación académica y la feroz corrupción que existe en la Policía, el resto de lo que se pueda decir sobre herramient­as efectivas para combatir al crimen, sobra.

La seguridad de un país debe encararse desde muchos lugares, el delito en la calle es apenas una parte, también, además del problema social, hay que pensar y reformular lo que son fuerzas creadas para preservar el orden público.

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