Con la plata de todos
El grupo volvió a reunirse luego de mucho tiempo, en la misma mesa del bar en la que sus integrantes eran capaces de solucionar todos los problemas del mundo en una noche.
Al habitual menú de fútbol y damas se sumaban cada vez con mayor intensidad los temas vinculados a médicos, dolencias y medicamentos, señal inequívoca del paso del tiempo.
Todo era bien light hasta que alguien planteó el tema: la impunidad.
La mesa se puso seria para escuchar. El reclamo venía por los aumentos salariales para 2.123 funcionarios privilegiados y el reiterado pedido de disculpas a la ciudadanía que hizo esta semana el ministro de Hacienda.
–Está bien que reconozcan la manipulación y la corrijan, pero si no se expone públicamente a los responsables se contribuye a la impunidad y el tanteo seguirá siendo libre –explicó el primero, quien detalló cómo se modificó el anexo de personal durante el estudio del presupuesto de este año.
–Esta es una antigua maniobra –dijo otro–, recuerdo que hace quince años más o menos ya habían detectado incluso que funcionarios del Congreso alteraban los números, con la ley ya sancionada, antes de enviarla al Poder Ejecutivo para que la promulgue.
El grupo coincidió entonces en que la impunidad es el mayor de los problemas, porque prácticas de corrupción hay en todo el mundo, pero lo que marca la diferencia es la sanción que reciben en cada sociedad.
Otro de los participantes puso el ejemplo del diputado liberal Carlos Portillo, recordando que fue grabado cuando ofrecía una sentencia judicial favorable a cambio de 3.000 dólares.
–Sea cierto o mentira, charlatán, estafador, o traficante de sentencias, lo concreto es que Portillo está ahí tranquilito sin que nadie lo moleste; casos como ese son los que llevan a la gente a meter a todos los políticos en la misma bolsa –argumentó.
–Sí, pero la gente es muy selectiva –cuestionó uno–. Con González Daher, Ibáñez, Oviedo Matto o Víctor Bogado hubo movilizaciones y campañas en redes y medios, con Portillo no se insiste de la misma manera –terminó de exponer.
El profe, que como siempre escuchaba a todos antes de hablar, se dirigió al grupo planteando que al menos los que se movilizan están asumiendo su rol de ciudadanos y que quienes los cuestionan desde sus asientos también podrían sumarse.
–Aún con sus excesos, es preferible tener gente movilizada y activa en una sociedad tan apática como la nuestra –sentenció, en medio de la atención y expectativa que generaba en todos cuando tomaba la palabra–, ojalá que también se sume más gente, y que vayan sobre Portillo y otros más –concluyó.
El grupo decidió cambiar de tema cuando alguien recordó que leyó el comentario de que aquí ni siquiera trabajo conseguís si tenés algún pequeño antecedente en Informconf, pero podés tranquilamente candidatarte a intendente pese a estar preso y procesado judicialmente.