Hambre y educación
Tres acontecimientos muy auspiciosos para el desarrollo de nuestra sociedad se produjeron en el transcurso de la semana que terminó ayer, y que se constituyen en un claro ejemplo de que en ciertos niveles de acción de la comunidad existen personas que trabajan y aportan a la construcción de una sociedad mejor.
Uno de estos acontecimientos es la iniciativa de la Universidad Autónoma de Encarnación (UNAE) de poner a disposición de estudiantes de nivel excelente, con deseos de superación, pero carentes de recursos, nada menos que 50 becas de estudios universitarios por todo el año, y para diferentes carreras. El otro acontecimiento meritorio es la decisión de un comercio local dedicado a la venta de instrumentos musicales de abrir una escuela de música, donde jóvenes, y no tan jóvenes, que quieran aprender a ejecutar instrumentos, desde una guitarra hasta un piano, puedan hacerlo en condiciones económicas relativamente accesibles, para que la falta de recursos no sea el impedimento al desarrollo de algún talento artístico.
En ese orden de cosas, el sábado de la semana anterior, fue presentada una iniciativa de la editora El Lector, dirigida por el, a estas alturas, célebre excanillita y “mesitero” de la Plaza Uruguaya, Pablo Burián, en conjunto con la Cooperativa del Sur de Encarnación. Ponen a disposición una colección completa de libros de literatura universal y nacional, entre ellos una profusa colección de obras de la historia de nuestro país.
No podemos dejar de considerar que, más allá del posible resultado económico que se busca, persiste una iniciativa de promoción del arte, de la literatura, de la educación, ejes transversales para el desarrollo sustentable de cualquier sociedad, en cualquier parte del mundo.
No en vano los países que ocupan ese rango de “primer mundo” le dan especial atención a estos aspectos que en la vorágine por la “supervivencia" en los países más pobres a veces quedan relegados, sin darnos cuenta de que con ello alimentamos esa ecuación que nos cuesta romper: la falta de educación y cultura, unida a la pobreza material y espiritual.