Descartes
No fue un hachazo... fue un “guillotinazo”. Tres sucesos distintos pero concatenados cayeron como frías cuchillas de una guillotina sobre Paraguay en un mismo día.
Ocurrió hace 48 horas, cuando se conocieron los dos informes de EE.UU. sobre narcotráfico y lavado de dinero. Cuando se confirmó que un ‘empresario fronterizo’ tenía desde el año pasado orden de captura de Interpol y pedido de extradición pero vivía cómodo en el Country. Cuando se descubrió que el prófugo Darío Messer –el hermano del alma de Cartes– pudo ir a una escribanía de Salto del Guairá a firmar autorizaciones.
El viernes en horas de la mañana nos enteramos que Celso Urunaga, empresario esteño y morador de un exclusivo Country, tenía orden de captura internacional y pedido de extradición del Brasil desde el año pasado. De cómo es posible que el hombre haya pasado tanto tiempo sin dar curso a los requerimientos formales de la justicia brasileña es todo un misterio... O no tanto si se mira la estrecha cercanía con el ex gobernador y actual diputado Justo Zacarías Irún.
El viernes en horas de la tarde nos enteramos de la existencia de dos informes demoledores del Departamento de Estado norteamericano. Uno sobre narcotráfico y el otro sobre lavado de dinero.
Y fueron tan afiladas las láminas de la guillotina del tío Sam que cuando uno termina de leer puede ver un auténtico cuadro costumbrista paraguayo donde pintaron un mosaico de droga, lavado de dinero, financiamiento de crímenes transnacionales, contrabando y complicidad de algunas autoridades corruptas. La debilidad del sistema formal y los tentáculos del informal, la impunidad judicial y la falta de cooperación hacen que florezca la corrupción.
El informe se dio el lujo hasta de escupir dos nombres, como cereza de torta: En el de narcotráfico figura el nombre de Reinaldo Javier “Cucho” Cabaña. Y en el de lavado de dinero recordaron al ex Fiscal General del Estado (Javier Díaz Verón). Es decir, Cucho y Javier arribaron al estrellato internacional.
Y fue el viernes también, en horas de la tarde, cuando espantados descubrimos que mientras todo el país buscaba a Darío Messer, el hombre estuvo cómodamente firmando poderes en una escribanía de Salto del Guairá. El “hermano del alma” de Cartes firmó las autorizaciones, y el escribano Miguel Alberto Bareiro consumó obstrucción a la investigación penal.
Los reportes sobre nuestro país son preocupantes, no solo por las acusaciones sobre Paraguay sino porque podría ser la antesala a la evaluación de la oficina de control internacional de lavado de dinero, GAFILAT. Si ingresamos -otra vez- a la lista gris, habrá serias consecuencias.
Recién a la hora de escribir este comentario me asaltó una ultima curiosidad. Si en repetidas partes de ambos informes estadounidenses admiten explícitamente que el gobierno actual está haciendo importantes esfuerzos en tema narcotráfico y lavado de dinero, por descartes, ¿quiénes son los responsables? ¡En el párrafo está la respuesta!