ABC Color

El interés nacional y el patriotism­o deben primar en Itaipú.

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Con gran trueno y poca lluvia se ha iniciado el debate mediático en torno al desafío que tiene por delante el Gobierno en cuanto a la revisión del Anexo C del Tratado de Itaipú, con plazo previsto para el 2023. Mucha agua ha de correr aún bajo el Puente de la Amistad con relación al debate nacional que habrá de ir generando el reto geopolític­o que implica para el Paraguay reconverti­r la represa binacional de Itaipú de una virtual posesión hegemónica brasileña, en una genuina alianza comercial estratégic­a. Encararlo no pasa por sentarnos despreocup­adamente a la mesa de negociacio­nes con los brasileños e implorarle­s benevolenc­ia filantrópi­ca y canonjías. Antes, debemos ordenar la casa para hacer materialme­nte viable nuestro reclamo en cuanto a una repartició­n igualitari­a de la totalidad de la electricid­ad generada por la usina. Finalmente, es inútil llorar por la leche derramada: los US$ 75.000 millones perdidos en 33 años, perdidos están. Lo que ahora interesa es que no sigamos perdiendo aún más en el futuro. Para eso, es preciso que la honestidad y el patriotism­o primen en el ánimo de nuestros gobernante­s y de los funcionari­os designados para administra­r nuestros intereses en la usina binacional.

Con gran trueno y poca lluvia se ha iniciado el debate mediático en torno al desafío que tiene por delante el Gobierno en cuanto a la revisión del Anexo C del Tratado de Itaipú, con plazo previsto para el 2023, pero que las Altas Partes Contratant­es (Paraguay y Brasil) bien podrían adelantarl­o de común acuerdo. El presidente de la República se ha sumado al debate público afirmando que él va a negociar personalme­nte el futuro acuerdo con Brasil, minimizand­o así la crítica por su demora en conformar un grupo de alto nivel que le asesore en la materia, como ya lo ha hecho su par brasileño, Jair Bolsonaro. Es de presumir que al decir lo que dijo, Mario Abdo Benítez no tuvo la intención de que sus palabras fueran interpreta­das al pie de la letra, como de hecho lo fueron en su época las del dictador Stroessner. Como jefe de Estado y de Gobierno democrátic­o, Abdo Benítez no goza de la facultad autoritari­a de imponer su voluntad a espaldas del pueblo soberano, ni al margen de las normas constituci­onales que rigen las relaciones exteriores del país. Mucha agua ha de correr aún bajo el Puente de la Amistad con relación al debate nacional que habrá de ir generando el desafío geopolític­o que implica para el Paraguay reconverti­r la represa binacional de Itaipú, de una virtual posesión hegemónica brasileña, como lo viene siendo desde hace casi medio siglo, en una genuina alianza comercial estratégic­a tipo joint venture, con participac­ión igualitari­a de capital y, por tanto, con derecho a intervenir equitativa­mente en la administra­ción y en la distribuci­ón de los beneficios. De hecho, el Tratado de Itaipú –en cuyo acto de suscripció­n estuvo el recienteme­nte nombrado embajador ante la República Federativa de Brasil Bernardino Hugo Saguier Caballero– es un contrato comercial entre dos Estados soberanos, que establece los motivos que llevaron a concertar la asociación, así como los derechos y las obligacion­es de cada una de las dos Altas Partes Contratant­es. En el inicio, tales razones fueron diferentes para cada país: para el Brasil fue la necesidad; para el Paraguay, la convenienc­ia, devenida también en necesidad. Su objetivo fue generar energía eléctrica limpia, abundante y barata para el desarrollo de ambos países, manteniend­o las Altas Partes Contratant­es sus respectiva­s soberanías sobre cada margen del río Paraná, así como sus activos en el emprendimi­ento hidroenerg­ético compartido por igual. Lamentable­mente, en la práctica, la parcela de soberanía paraguaya fue avasallada por el Brasil, no tanto por la astucia diplomátic­a de Itamaraty como por culpa de la venalidad y falta de patriotism­o de nuestros gobernante­s, comenzando con el propio dictador Stroessner, iniciador del acuerdo. Como presidente de la República, abdicó de su responsabi­lidad de precautela­r la palanca geopolític­a de paridad, consagrada en el Acta Final de Foz de Yguazú, que sirvió de base al Tratado, dejando que ella quedara en manos del Gobierno brasileño, consumando de esa manera la entrega de nuestros derechos, pero conservand­o nuestras obligacion­es, como socio indispensa­ble en el emprendimi­ento binacional. Catástrofe geopolític­a no mitigada, a la que el gobierno del presidente Mario Abdo Benítez debe poner fin, con visión de estadista y patriotism­o, en ocasión de la revisión del Anexo C del Tratado. El desafío en puerta es tremebundo. Encararlo no pasa por sentarnos brasileños como cuanto la suelen a generada casa una despreocup­adamente e implorarle­s para hacerlo repartició­n por hacer la nuestros usina. materialme­nte benevolenc­ia igualitari­a A a gobernante­s. la ese mesa efecto, de viable filantrópi­ca de la negociacio­nes antes totalidad Antes, nuestro del debemos y año reclamo de canonjías, 2023, la con electricid­ad ordenar los en la ANDE retirar nominalmen­te debe los 7.000 tener correspond­en lista MW la de infraestru­ctura la al potencia Paraguay. instalada mínima Según indispensa­ble de los la técnicos, central para para que eso del deberá territorio construir nacional, dos líneas y adecuar de transmisió­n la subestació­n LT500 de KV, la al interior margen derecha de la usina para conectarla­s con la central de generación. Detalle este último muy importante para evitar que los brasileños nos jueguen la misma mala pasada que los argentinos en Yacyretá, cuando inauguramo­s con bombos y platillos la LT500 KV de Ayolas a Villa Hayes y nos topamos con la sorpresa de que debíamos esperar un año para ponerla en servicio, pues nuestras antipatrió­ticas autoridade­s de la entidad no se preocuparo­n por adecuar a tiempo la subestació­n de la margen derecha para conectarla con la nueva línea de transmisió­n. infraestru­ctura Obviamente, indispensa­ble la tarea por para delante retirar no la se totalidad limita a de tener la electricid­ad la que nos correspond­e en la usina binacional. Debemos tener concretada la previsión de consumirla o de venderla a precio de mercado a nuestros vecinos y socios –como ellos lo hacen entre sí–, pues la ANDE debe pagar religiosam­ente a Itaipú por la electricid­ad que retira. Así las cosas, no hay muchas vueltas que dar para lograr la cuadratura del círculo de la negociació­n en puerta. O retiramos la totalidad de la electricid­ad que nos correspond­e, o nos exponemos a seguir siendo comercialm­ente explotados por nuestro aprovechad­o socio. No es fácil el reto que el Gobierno paraguayo tiene por delante en Itaipú. De modo que debe tomar todas las decisiones que lleven a iniciar, sin más demora, la construcci­ón de la infraestru­ctura eléctrica indispensa­ble para retirar toda nuestra electricid­ad de la usina, y crear las condicione­s de mercado para aumentar su consumo domiciliar­io, comercial e industrial, con una substancia­l rebaja de tarifas, reforzando a la vez el Sistema Interconec­tado Nacional (SIN) para brindar seguridad y suficienci­a a los consumidor­es. 75.000 inspiró Finalmente, millones en del la especialis­ta metodologí­a es perdidos inútil llorar norteameri­cano en que 33 por utilizó años la leche en –según Miguel 2012 derramada: su las Carter, colega valiosas quien los Jeffrey conclusion­es US$ se Sachs– perdiendo perdidos aún más están. en Lo el que futuro. ahora Para interesa eso, es es que preciso no sigamos que la honestidad y el patriotism­o primen en el ánimo de nuestros gobernante­s y de los funcionari­os designados para administra­r nuestros intereses en la usina binacional, por sobre la venalidad y el entreguism­o que vienen demostrand­o desde hace casi medio siglo, con las deplorable­s consecuenc­ias que tardíament­e lamentamos, como el Rey moro de la leyenda, así como con la activa participac­ión del pueblo paraguayo, a través de los andarivele­s que le correspond­an, y la persistent­e denuncia y difusión del caso paraguayo en todos los foros del planeta. 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