Ultratecnologías
El pasado mes de octubre destacados expertos mundiales en ultratecnologías celebraron en el Ateneo Científico, Literario y Artístico de la Ciudad de Madrid su vigésimo Congreso anual “Transvisión”, organizado por los futuristas, miembros de la Asociación Internacional Humanity+.
“Humanity+ es una organización internacional sin fines de lucro, que propugna una nueva sociedad, basada en la mejora del ser humano a nivel individual y colectivo, mediante la combinación de tecnologías cognitivas, biomédicas, biotecnológicas, infotecnológicas y nanotecnológicas. Humanity+ aboga por el uso ético de la tecnología para ampliar las capacidades humanas”.
En dicho congreso, entre otras conclusiones, se llegó a la siguiente: “Si aplicamos la empatía y la conciencia humana a la Robótica y la Inteligencia Artificial (IA) seremos capaces de superar los principales retos que hoy afrontamos como especie, nuestra especie humana, conocida hasta ahora como Homo Sapiens”.
Ben Goertzel, presidente de Humanity+, PhD en Inteligencia Artificial, CEO de “Novamente” y de la Compañía de biotecnología ‘Biomind”, así como director científico de “Hanson Robotics”, presentó a su hija Sophia, una robot humanoide, cuya figura de bella mujer ha sido creada por el famoso artista, escultor y tecnoartesano David Hanson.
Sophia, además de su simpática sonrisa y el atractivo de la mirada de sus ojos inquietos, sobre todo está llamando la atención de todo el mundo, con la difusión de la TV y reportajes periodísticos de muchos países, por su inteligencia. No se trata de una inteligencia artificial estadística, sino de una inteligencia capaz de tratar simultáneamente diversos temas y referirse a diversos contextos. Según Goertzel dentro de cinco a diez años los expertos habrán conseguido una inteligencia artificial que supere en capacidad a la inteligencia humana. Si este trabajo se hace con sentido común, con empatía, con conciencia humana, tendremos disponible una inteligencia que ampliará las potencialidades de la inteligencia humana y podremos superar los graves problemas que desafían al Homo Sapiens Sapiens y que no estamos sabiendo resolver y aquellos otros igualmente o más graves que nosotros estamos creando como el problema de la pobreza, del hambre, destrucción ecológica, extinción de miles de especies, cambio climático, crecimiento de la violencia.
Como dice Alejandro Sacristán en su extraordinario reportaje de este congreso (Tendencias 21) Sophia, la más avanzada producción de Robótica e Inteligencia Artificial, es un reflejo de la misma humanidad, que hoy se pregunta más que nunca qué es el ser humano y se cuestiona con científicos y filósofos del Transhumanismo por las fronteras y las potencialidades del hombre y la mujer.
Afloraron en el Congreso dos corrientes. Los que sintonizaron con el optimismo de Goertzel, pensando que la Inteligencia Artificial puede llegar y superar al nivel humano si se le integra el desarrollo de la inteligencia emocional y de la inteligencia relacional; y la corriente de los más conservadores, que opinan que ni siquiera debe intentarse integrar a la IA esas dos inteligencias eminentemente humanas. No existe el temor de que las máquinas dominen a la inteligencia humana, “la verdadera amenaza, como dijo el ingeniero del MIT, José Luis Cordeiro, no proviene de la Inteligencia Artificial, sino de la estupidez humana”.
Noticias como esta empujan a reflexionar y reaccionar. Nos informan de novedades revolucionarias que afectan directa e indirectamente a las competencias que necesitamos para saber y poder vivir con suficiente autonomía en este mundo aceleradamente cambiante, constantemente diferente. Si nuestro sistema educativo no nos está enseñando a pensar ni siquiera con los modos básicos de pensamiento, ¿cómo tendremos capacidad para dominar las potencialidades de las nuevas tecnologías equipadas con superdotadas inteligencias artificiales?
Los niños, adolescentes, jóvenes , también los adultos todos tenemos derecho a educación “permanente” y actualizada, como reconoce, obliga y garantiza la Constitución Nacional (art 73). Nuestros políticos y gobernantes tienen que reconocer la altísima cuota de responsabilidad que tienen en que la cultura del Paraguay sobre el valor real de la educación y el nivel de su ejecución sean tan bajos, como para estar clasificados por organismos internacionales (Pisa) en los últimos puestos de América Latina . Mientras sigamos dando para educación mucho menos del mínimo necesario en el porcentaje asignado del Producto Interno Bruto, será imposible que nuestra educación tenga ni siquiera cobertura y el mínimo de calidad razonable.