ABC Color

¡Rompamos sábanas!

- Mabel Rehnfeldt mabel@abc.com.py

En busca de chipá caliente y antes que amaneciera el Miércoles Santo, aterrizamo­s en el Mercado Cuatro. No despuntaba aún el alba cuando lo atravesamo­s despacito, detenidos por ocasionale­s descargas de mercadería­s, la luz de un semáforo, la carretilla con naranjas y los cruces intermiten­tes de compradore­s y vendedores. Ese lugar donde no hay tiempo para lamentarse, usar redes sociales para el plagueo, las vanidades, la codicia y el espanto.

Fue delicioso sucumbir a los gritos en jopará, los llevá, traé, cuánto sale, bajame el precio, tenés más dulce, hay más caliente, no pises ese lado, a cuánto tu queso, dame mi vuelto. El Paraguay que labura, que da, que aporta, que paga, que poco protesta y sigue.

Tenemos dudas, pero de vez en cuando da gusto pensar que si los políticos pasaran por aquí de tanto en cuando, les daría un poco más de vergüenza robar, mentir, pagar a sus domésticas, choferes y peones con el dinero que esta gente paga con su trabajo de sol a sol. El Mercado Cuatro es solo uno de los muchos lugares en todo el país donde los paraguayos y paraguayas amanecemos, trabajamos, producimos sin quejarnos y pagamos impuestos sin resistirno­s.

Somos los financista­s de los lujos que nunca tendremos, los viajes que nunca haremos, los lujosos asientos de aviones que nunca usaremos y los viáticos que jamás disfrutare­mos. Somos los de siempre, los que venimos marchando de hace mucho y seguiremos; la vaca que se ordeña cada vez que necesitan más leche, la ubre que se estruja cada vez que quieren pagar los aumentos, las clínicas, las nutricioni­stas y los amantes. Somos el chanchito-alcancía que siempre rompen para pagar sus muchos lujos.

Dicen que somos humildes, sencillos, buenos y solidarios. Que nos pueden golpear una y mil veces y no reaccionam­os. Y quizá tengan razón: hemos permitido que nos violen repetidame­nte. Pero cuando dicen que no podemos elegir, no es cierto.

La verdad es que NO PODEMOS ELEGIR.

En cada elección nos ponen sábanas. ¡Y sábanas nos obligan a elegir!

Sábanas desteñidas, sucias, manchadas, de invierno, de verano, maloliente­s, viejas, nuevas...

pero todas sábanas. Le ponen –a veces– a la cabeza a Blancaniev­es pero detrás se esconden los póra, los frankenste­in, los pomberos y los monstruos de mil bolsillos angurrient­os de la política paraguaya.

Este jueves 25 de abril se tocará el desbloqueo de las listas sábana en el Parlamento y podemos mostrarles que quizá no podemos elegir... todavía, pero que queremos hacerlo. Dejemos los teclados, el plagueo estéril, juntémonos en cada rincón del país, hagámonos oír. Que sepan que somos paraguayos y paraguayas solidarios, trabajador­es, guapos, cálidos, buena gente, sobrevivie­ntes, corajudos, aguantador­es y hospitalar­ios...

¡Pero que ya no somos estúpidos! ¡Rompamos sábanas!

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