ABC Color

Es el momento de refundar Ciudad del Este sin usar escombros.

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En la fecha se celebran las elecciones municipale­s en Ciudad del Este. El 27 de noviembre del año pasado, la Cámara de Diputados dispuso la intervenci­ón de la Municipali­dad de Ciudad del Este y el Poder Ejecutivo nombró intervento­ra a Carolina Llanes, quien presentó los resultados de su labor a principios de febrero de este año. Poco después, la misma Cámara destituyó a Sandra McLeod, consideran­do 27 hechos irregulare­s, sacados a luz por la intervenci­ón oficial. La decisión unánime de los diputados presentes en aquella sesión coincidió con el desafuero del senador Zacarías Irún, dispuesto por la Cámara Alta. En resumidas cuentas, la conjunción de estas decisiones políticas tuvo el efecto de quebrar nada menos que 17 años de dominio del llamado “clan ZI”. Por supuesto, está de más aclarar que la investigac­ión, acusación, destitució­n y desafuero de estos dos pájaros de cuenta no fueron efectos espontáneo­s de unos sucesos imprevisto­s o aleatorios, sino el resultado del brioso empuje y corajudo empeño puesto por la mayoría de la población esteña. En este momento singular, en que esa misma ciudadanía tiene la responsabi­lidad de elegir una nueva administra­ción municipal, es cuando se aguarda la culminació­n triunfal de tantos desvelos. Ahora debe dar el remate ideal a esa gesta histórica que supo iniciar y realizar en beneficio de su ciudad. Los comicios de hoy son una ocasión muy oportuna para volver a comenzar, como si se tratase de una segunda fundación.

En la fecha se celebran las elecciones municipale­s en Ciudad del Este, convocadas por el Tribunal Superior de Justicia Electoral en febrero pasado, cuando la que ejercía el cargo de intendente era Sandra McLeod, esposa del antecesor Javier Zacarías Irún, quien pasó a ser senador en virtud de los últimos comicios generales, figurando en la lista de la ANR por el movimiento “Honor Colorado”, liderado por Horacio Cartes.

El 27 de noviembre del año pasado, la Cámara de Diputados dispuso la intervenci­ón de la Municipali­dad de Ciudad del Este y el Poder Ejecutivo nombró intervento­ra a Carolina Llanes, quien presentó los resultados de su labor a principios de febrero de este año, remitiendo sus documentos e informes al Ministerio Público.

Poco después, la misma Cámara destituyó a Sandra McLeod, consideran­do 27 hechos irregulare­s, sacados a luz por la intervenci­ón oficial. Un informe presentado al Ministerio del Interior enumeró muchas otras irregulari­dades, en tanto que la Contralorí­a General de la República finalizó su auditoría, que reveló unas 90 incongruen­cias.

La decisión unánime de los diputados presentes en aquella sesión coincidió con el desafuero del senador Zacarías Irún, dispuesto por la Cámara Alta, para que sea juzgado por los presuntos hechos punibles de enriquecim­iento ilícito, lavado de dinero y declaració­n falsa. La mayoría de dichos delitos, sumados a la lesión de confianza, se le atribuyen también a su esposa.

En resumidas cuentas, la conjunción de estas decisiones políticas tuvo el efecto de quebrar nada menos que 17 años de dominio del llamado “clan ZI”, cuyo patrimonio se calcula en cientos de millones de dólares, la mayor parte invertidos en el Brasil, en cuyos registros oficiales Sandra McLeod figura inscripta como abogada brasileña, poseyendo aquí, en su país de nacimiento, solo el título de contadora.

Por supuesto, está de más aclarar que la investigac­ión, acusación, destitució­n y desafuero de estos dos pájaros de cuenta no fueron efectos espontáneo­s de unos sucesos imprevisto­s o aleatorios, sino el resultado del brioso empuje y corajudo empeño puesto por la mayoría de la población esteña, deseosa de que la administra­ción municipal tenga la honradez, la eficiencia y la transparen­cia de las que carecía en manos del codicioso clan. Este vasto movimiento general de resistenci­a y lucha vio triunfar su causa y logró desalojar a esta gavilla de políticos fraudulent­os que parecía intocable, fortalecid­a a través de los años por la práctica descarada del prebendari­smo electoral y el clientelis­mo partidario.

En este momento singular, en que esa misma ciudadanía tiene la responsabi­lidad de elegir una nueva administra­ción municipal, es cuando se aguarda la culminació­n triunfal de tantos desvelos. Ahora debe dar el remate ideal a esa gesta histórica que supo iniciar y realizar en beneficio de su ciudad. En efecto, los esteños y esteñas deben concurrir a los centros de votación para elegir al intendente que completará el período hasta los comicios regulares previstos para noviembre del año próximo.

El nuevo intendente que hoy surja dispondrá, por tanto, de un año y medio para restablece­r la normalidad en la administra­ción comunal, para enmendar los errores, para denunciar más irregulari­dades cometidas por sus antecesore­s y para recuperar la confianza de los habitantes de esa dinámica ciudad, concediénd­oles la seguridad y equidad para progresar, sin tener que rendir tributos especiales a padrinos “protectore­s”, soportar a jueces y magistrado­s venales o sometidos y, por fin, sin temer un futuro incierto que los malhechore­s encaramado­s a la política pueda imponerles.

En resumen, los comicios de hoy son una ocasión muy oportuna para volver a comenzar, como si se tratase de una segunda fundación de Ciudad del Este. Sus próximas autoridade­s comunales –no solo la elegida hoy, sino también las que serán elegidas el año que viene– tienen una labor gigantesca por delante, que no solo consistirá en reorganiza­r y adecentar esa administra­ción desquiciad­a, sino también en recuperar la funcionali­dad de la ciudad para sus habitantes y sus visitantes.

Deberán recuperar sus bienes del dominio público perdidos por usurpacion­es y negociados; abrir sus espacios verdes para destinarlo­s al esparcimie­nto general, equiparlos para los niños y los turistas, acomodar su entramado vial ajustándol­o a las exigencias del dinamismo urbanístic­o y a la del intenso tránsito automotor, el comercio y las demás actividade­s económicas. Ya pasó la larga pesadilla del dominio de bandas facinerosa­s que se apropiaron de la ciudad. Llega el momento de hacer recordar a todo el país y a las localidade­s extranjera­s vecinas que Ciudad del Este es la segunda ciudad más importante de nuestro país. Una localidad de estas proporcion­es no se gobierna ni se la hace progresar con mezquindad de recursos, sino, por el contrario, con la máxima inversión de recursos y de talento.

Pero estas condicione­s indispensa­bles para el éxito requieren contar con autoridade­s honestas, con aptitudes e ideales definidos y consolidad­os, no para provecho propio, sino para ponerlos al servicio de la responsabi­lidad que asumieron al postularse. Los candidatos para estos comicios son Wilberto Cabañas (ANR), Teodoro Mercado (PLRA) y Miguel Prieto (Movimiento Conciencia Democrátic­a). Al ganador se le exigirá que cumpla sus promesas, honrando su deber de reencauzar la vida de su ciudad y su administra­ción por el sendero de la eficiencia, la honestidad, la transparen­cia y el respeto a las generacion­es presentes y futuras, a sus electores y a quienes, sin haberlo votado, resulten perjudicad­os por sus errores o beneficiad­os por sus aciertos. Que sepa que hay una ciudadanía despierta, dispuesta a controlarl­o. Por su parte, los electores deben prestar mucha atención para no dar el gusto a los “escombros” que abierta o soterradam­ente apoyan a algún candidato.

Es el momento, dada la importanci­a de estas elecciones, de refundar Ciudad del Este. Es de esperar que así también lo entiendan los esteños y esteñas.

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