Enemigo peligroso y silencioso que crece
La Gobernación de Itapúa presentó el viernes último su plan departamental de prevención de la drogadicción, iniciativa que apunta a ofrecer un frente de lucha que involucre a todos los sectores de la sociedad por el preocupante avance del consumo de las drogas, y que afecta particularmente a la población joven.
Este enemigo silencioso y peligroso crece en forma imperceptible y muchas veces cuando se cae en la cuenta del problema ya resulta tarde.
La problemática de las drogas es un fenómeno en crecimiento, no solo en nuestro país, sino prácticamente en todo el mundo. Lo dijo el director del Centro Nacional de Adicciones del Ministerio de Salud, Dr. Manuel Fresco, en ocasión de la presentación del programa.
Sin ninguna duda, la iniciativa del gobierno departamental es plausible, y merece el apoyo y el esfuerzo de los diferentes sectores ligados a la educación de los niños y jóvenes en tareas de prevención, partiendo de los mismos hogares, pasando por las escuelas, centros sanitarios, clubes deportivos.
El problema de la adicción y sus consecuencias debe ser un tema de discusión cotidiana en las casas, en las instituciones educativas. En ese sentido, el propósito de llevar el tema a los diferentes ámbitos, a visibilizar la problemática, es una buena estrategia.
Las drogas, sin ninguna duda, son un muy buen negocio. Tanto es así que deja recursos suficientes para pagar policías, funcionarios fiscales, agentes antinarcóticos, políticos, para comprar su silencio, su inacción y hasta su apoyo logístico.
Haciendo la salvedad de que no debemos meter a todos en la misma bolsa, porque también hay funcionarios y agentes comprometidos con la ética y la honorabilidad, la impronta es que el negocio crece con el guiño cómplice de quienes están para reprimirlo. Desconocer esta realidad sería hipocresía pura o torpe ingenuidad.
Es precisamente ante este tipo de situaciones que iniciativas como la de la Gobernación cobran especial importancia. Prevenir siempre resultó más eficaz que curar. Es de esperar, sin embargo, que el plan logre el éxito que la ciudadanía espera, y no termine en un simple acto para la foto. Lo digo sin ánimo de ser aguafiestas ni pesimista, sino a tenor de tantos programas y planes lanzados en todos estos años, pese a los cuales el problema sigue in crescendo.
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