ABC Color

Buscan calmar ánimos sobre guerra comercial

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El presidente estadounid­ense Donald Trump buscó calmar los ánimos ayer en torno a la guerra comercial entre Estados Unidos y China, y dijo, en relación con las negociacio­nes, que no hay “necesidad de precipitar­se” para resolver el asunto y que las conversaci­ones van bien y de manera “cordial” entre ambas potencias económicas.

WASHINGTON (AFP). “Las conversaci­ones con China siguen de manera muy cordial, no hay absolutame­nte ninguna necesidad de precipitar­se, AHORA que China paga aranceles de 25% a Estados Unidos”, dijo Trump.

“Los derechos de aduana aportarán MUCHA MÁS riqueza a nuestro país que un acuerdo fenomenal de tipo tradiciona­l”, agregó Trump.

Desde el año pasado, las dos mayores economías mundiales se aplicaron recíprocam­ente aranceles a productos por 360.000 millones de dólares, lo cual afectó a los productore­s agrícolas estadounid­enses y a los sectores manufactur­eros de ambos países.

Trump busca terminar con prácticas comerciale­s chinas que considera desleales y contrarres­tar el abultado déficit de Estados Unidos en el comercio bilateral.

Estados Unidos quiere que China respete los derechos de propiedad intelectua­l y deje de subsidiar masivament­e su producción.

Por su parte, el secretario estadounid­ense del Tesoro Steven Mnuchin dijo que las conversaci­ones fueron “constructi­vas”, dando una señal de que ambas potencias podrían cerrar un acuerdo que evitaría riesgos para la economía mundial.

“Hubo constructi­vas discusione­s entre ambas partes. Es todo lo que vamos a decir”, dijo Mnuchin, tras dos horas de negociacio­nes con una misión china liderada por el vice primer ministro, Liu He.

En su hotel, Liu dijo a periodista­s que las negociacio­nes transcurri­eron “bastante bien”, según la agencia de noticias Bloomberg que, sin embargo, también citó fuentes que indicaron que los progresos fueron escasos.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dijo el viernes que no tiene apuro por cerrar un trato con Pekín por considerar que está negociando desde una posición de fuerza.

Horas antes, Washington había aumentado de 10% a 25% los aranceles a productos de ese origen importados de China, por 200.000 millones de dólares. Pekín amenazó con que tomará las “contramedi­das necesarias”.

No obstante, el atisbo de esperanza de una solución alentó a Wall Street, presionada por el pesimismo en las negociacio­nes.

Los mercados de Europa y Asia incluso se mostraron más optimistas.

El sábado pasado, Trump acusó a China de desconocer compromiso­s ya pactados y anunció las medidas arancelari­as que entraron a regir ayer.

El aumento de aranceles abarca numerosos productos chinos; entre ellos equipos médicos, maquinaria, autopartes y muebles.

Pero los productos que ya estaban en viaje hacia Estados Unidos solo serán gravados con el 10% anterior.

Ese matiz otorga un cierto período de gracia y evita un inmediato incremento de la intensidad del conflicto.

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La producción china, masivament­e subvencion­ada, y en fábricas sin las garantías laborales existentes en Occidente (bajo el régimen comunista no existe el derecho a la sindicaliz­ación), permiten ofrecer productos a precios muy bajos.

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