ABC Color

Nuevos ricos a la vista

- Nelson Zapata nelson@abc.com.py

El anuncio se hizo el viernes último y mañana ya se reúnen los intendente­s y gobernador­es para determinar en qué van a gastar el dinero. Son US$ 60.000.000 que nuevamente se desembolsa­rán para los gobiernos locales y regionales, supuestame­nte para financiar programas de inversión en infraestru­ctura.

La plata proviene de los recursos que obtuvo el Tesoro Nacional como parte de la cancelació­n de la deuda Argentina con la Entidad Binacional Yacyretá (EBY). En efecto, la Argentina saldó el pasado jueves el remanente de su deuda con Yacyretá por la energía cedida por Paraguay, un pasivo que ascendía a los US$ 121.000.000.

El gobierno de Mario Abdo Benítez informó que el 50% de ese monto se destinará a municipios y gobernacio­nes, mientras que el otro 50% al Tesoro Nacional.

Vayamos un poco atrás en el tiempo. Setiembre de 2012 cuando el entonces presidente Federico Franco avalaba la creación del Fonacide (Fondo Nacional de Inversión Pública y Desarrollo) con el objetivo de evitar que el dinero que se iba a recibir en compensaci­ón por la energía cedida al Brasil sean utilizados para fortalecer la educación. Municipios y gobernacio­nes recibieron con esto una ponchada de plata que fue dilapidada groseramen­te en la mayoría de los casos.

Se utilizaron en obras sobrefactu­radas e inservible­s, en construcci­ones precarias y, en algunos casos, para pagar sueldos de operadores políticos. La buena intención de mejorar la infraestru­ctura en educación sirvió más que nada para crear nuevos ricos gracias a la creación de empresas de amigos a las que se adjudicaro­n las obras en dudosas licitacion­es.

Casi 10 años después de la creación del Fonacide seguimos viendo a niños que dan clases bajo los árboles, ya que la plata fue manejada por intendente­s sinvergüen­zas que priorizaro­n sectores y escuelas en las que tenían y tienen mayor caudal de votos o en los que la directora es de su movimiento político. En otros casos vimos cómo de desplomaba­n los techos de las escuelas construida­s con esa plata, a consecuenc­ia de que nadie controlaba la calidad de las obras.

Ahora se abre nuevamente una canilla para el chorro de dinero hacia las gobernacio­nes y municipali­dades. ¿Quién controlará el correcto uso de esos fondos? Está visto que la Contralorí­a no sirve para nada, menos el Tribunal de Cuentas y Hacienda solo supervisa la rendición de cuentas de los gastos.

Una inyección de dinero es importante para la economía, en especial para la del interior del país, y aún más si va destinado a infraestru­ctura. Sin embargo, lo que debemos procurar es un mecanismo de control eficiente y efectivo para que los recursos sean bien utilizados y que las obras sean realmente beneficios­as para la población y que este nuevo chorro de dinero no sirva, una vez más, solamente para crear nuevos ricos.

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