Hubo tres tiradores en Areguá
Un estudio de balística efectuado por el Laboratorio Forense del Ministerio Público determinó que no hubo solo dos, sino que tres tiradores policiales en el ataque “por error” contra un transporte escolar, el 25 de febrero pasado en Areguá.
En aquel grave suceso habían resultado heridas dos niñas, una de ocho años que acusó tres balazos, y otra de 11 años que sufrió un refilón.
La persecución se desató en la compañía Caacupemí, a últimas horas de la tarde, cuando agentes del departamento de Investigaciones del área Central supuestamente confundieron el furgón Toyota Noah que operaba como transporte escolar con el vehículo en el que estaba escapando un delincuente al cual le perdieron el rastro minutos antes.
Por la causa, están presos seis policías, entre ellos el oficial inspector Néstor Gerardo Vázquez Guerrero y el suboficial segundo Jorge Manuel Cañiza, quienes supuestamente fueron los que persiguieron con un automóvil Toyota Auris el furgón en el que iban las criaturas.
Velázquez y Cañiza están imputados por tentativa de homicidio, lesión grave y asociación criminal.
Los otros cuatro uniformados encerrados e imputados, pero solo por asociación criminal, son los suboficiales Cristian Basilio Llanes Servín, Marcial Florez Gauto, Mario Luis Fariña Echeverría y Francisco González Barreto.
Alguien miente
El fiscal de la causa, Néstor Cañete, confirmó ayer que el informe que recibió de parte de los especialistas en criminalística señala que en la escena se levantaron vainas disparadas por tres armas distintas.
La versión oficial de la Policía es que los tiradores fueron solo dos, Velázquez y Cañiza, pero ante esta nueva evidencia surgida el Ministerio Público aguarda que el Juzgado fije fecha para la reconstrucción de los hechos y la desgrabación de los videos de cámaras de seguridad.
Las mujeres que transportaban a las criaturas en el furgón, una de ellas la conductora y la otra la cuidadora de las niñas, dijeron desde un principio que fueron atacadas por más de dos policías.
Ahora, resta descubrir quién es ese tercer tirador y por qué fue escondido por sus superiores, que a su vez entregaron a la Fiscalía solo dos pistolas.
Los otros cuatro ahora procesados estaban haciendo un procedimiento en el predio de un supermercado cercano mientras ocurría el feroz tiroteo.