Hugo Velázquez no debe escapar por la ventana.
Como era de esperar, las traidoras actuaciones del “abogado” José “Joselo” Rodríguez González, quien hacía de “asesor jurídico” del vicepresidente de la República, Hugo Velázquez, en el marco de las negociaciones que culminaron en la entreguista Acta Bilateral, han tenido una fuerte repercusión en el Brasil. Diputados del PT pidieron a la Procuraduría General de ese país que fije la responsabilidad por los eventuales delitos que hayan cometido en tales negociaciones el presidente Jair Bolsonaro y otros altos funcionarios. Lo que resulta evidente en esta bochornosa historia es que Velázquez actuó en contra del interés nacional y en favor de una determinada empresa brasileña. Que no ocurra lo de siempre, es decir, que un nuevo escándalo haga olvidar el anterior. El hecho de que algunas piezas importantes de este tumulto gubernamental, político y diplomático hayan sido removidas de sus cargos no debe salvar al Vicepresidente, porque aparece muy pegado a este escandaloso caso, que ya tiene ribetes internacionales. Su presencia en el Gobierno es una afrenta a los paraguayos de bien.
Como era de esperar, las traidoras actuaciones del “abogado” José “Joselo” Rodríguez González, quien hacía de “asesor jurídico” del vicepresidente de la República,
Hugo Velázquez, en el marco de las negociaciones que culminaron en la entreguista Acta Bilateral, han tenido una fuerte repercusión en el Brasil. En efecto, diputados del Partido Trabalhista (PT) pidieron a la Procuraduría General de ese país que fije la responsabilidad por los eventuales delitos que hayan cometido en tales negociaciones el presidente Jair Bolsonaro, el canciller Ernesto Fraga Araújo y el director general brasileño de Itaipú Binacional, Joaquim Silva e Luna. También pidieron que sea investigada la empresa Léros Comercializadora, la presunta beneficiaria de lo acordado y reiteradamente invocada por el “abogado” Rodríguez González, la cual estaría ligada a la familia Bolsonaro. En el tremendo escándalo que tuvo repercusión en el vecino país, la diputada Gleisi Hoffmann habló, incluso, de una “cláusula secreta” que permitiría al Paraguay vender su excedente de energía a dicha firma, representada en las tratativas por el senador suplente
Alexandre Giordano, dejando de lado a la empresa pública brasileña Eletrobras. Dijo también que el ministro de Hacienda, Benigno López, se reunió en marzo, en nuestra embajada en Brasilia, con Eduardo Bolsonaro, hijo del Presidente, “para hacer negociaciones sobre la energía de Itaipú”.
Y bien, uno de los grandes actores de este escándalo, con probables derivaciones penales, fue nuestro vicepresidente de la República, quien encargó al falso abogado Rodríguez González que lo represente “en todas las conversaciones relativas a venta de energía a la empresa con la que él contactó”, es decir, con Léros Comercializadora. Hay que admitir que “Joselo”, el “hombre de confianza” de Velázquez, fue muy diligente, pues envió mensajes a la ANDE desde aproximadamente el 9 de mayo. En este turbio contexto, vale la pena destacar tres de ellos, pues arrojan luz sobre la intervención del Vicepresidente de la República y de la familia presidencial brasileña. En el del 3 de junio, quien resultó ser un rematador judicial informó que su representado le había pedido que se encontrara con autoridades de la ANDE “para una breve reunión respecto a la compraventa de energía excedente al mercado brasileño”. El 5 de junio, pidió que una de ellas se realizara en horas de la tarde con ejecutivos de la firma Léros Comercializadora, subrayando que “vienen en representación de la familia presidencial del vecino país”. El 26 de junio, contó que ya estaba “desarrollada la propuesta de la empresa LÉROS (gobierno brasileño)”. ¿Cabe acaso imaginar que el tal “Joselo” hubiera podido realizar estas gestiones por propia iniciativa y que sus interlocutores le habrían atendido si no supieran que detrás de él estaba el Vicepresidente de la República?
Cabe pensar que los ejecutivos brasileños sabían que estaban tratando con Hugo Velázquez, obviamente interesado en que el punto seis del famoso memorándum de la ANDE sea ignorado por los negociadores paraguayos. Él no quería que la energía eléctrica sobrante sea vendida libremente en el mercado brasileño, sino que hubiera una sola firma compradora, presumiblemente a través de una “local” montada también para monopolizar la venta. De eso se trataba y todo marchaba sobre ruedas hasta que el Ing. Pedro Ferreira tuvo la dignidad de renunciar a su cargo y develar unos grotescos entretelones lesivos al interés nacional, con lo que les escupió el asado.
Tan bien iban las cosas hasta entonces que el Vicepresidente de la República dijo en una entrevista televisada el 4 de agosto que en un encuentro en el Palacio de López contó que él se había reunido con empresarios brasileños y el “abogado” Rodríguez González, y que los presentes –el Jefe de Estado, el ministro de Hacienda y el expresidente de la ANDE– “festejaron” la posibilidad de la venta de la energía eléctrica. No sería nada arriesgado suponer que aludió a ejecutivos de la firma Léros Comercializadora, que el Presidente de la República dijo hace unos días no conocer. Uno de los asistentes al feliz encuentro fue Benigno López,
quien ahora puso su cargo ministerial a disposición de su hermano, como si este necesitara de tal gesto de “cortesía” para prescindir de sus servicios. Negó haberse reunido con los hijos del Presidente brasileño durante su visita a Brasilia, pero no así haberse enterado de la reunión entre Velázquez, los empresarios brasileños y el sedicente abogado Rodríguez González.
Lo que resulta evidente en esta bochornosa historia es que Velázquez actuó en contra del interés nacional y en favor de una determinada empresa brasileña. No debe seguir ensuciando el cargo que ocupa. Lamentablemente, aquí nadie asume responsabilidades: Abdo Benítez culpa de la barrabasada al excanciller Luis Castiglioni, y este al exembajador Hugo Saguier Caballero, y el Vicepresidente de la República le tira el fardo al eslabón más débil de la cadena, el pobre “Joselo”. Es simplemente ridículo creer que este haya obrado por su cuenta al invocarlos a él y al Presidente de la República. Cabe preguntar: ¿cómo consiguió información privilegiada para sus oscuras gestiones? A tal punto que, según el agente fiscal Marcelo Pecci, brindó a la investigación importantes “elementos de hecho”, como una nota de la empresa Léros Comercializadora, con la que no se contaba cuando declaró el Ing. Ferreira. Tan relevantes habrían sido sus dichos, que el Ministerio Público buscó documentos en la ANDE a partir de los datos aportados por “Joselo”. Por lo visto, este empleado de Velázquez conocía bastante bien los recovecos de las negociaciones que generaron la crisis política.
Que no ocurra lo de siempre, es decir, que un nuevo escándalo haga olvidar el anterior. El hecho de que algunas piezas importantes de este tumulto gubernamental, político y diplomático hayan sido removidas de sus cargos no debe salvar a Velázquez, porque aparece muy pegado a este escandaloso caso, que ya tiene ribetes internacionales .Su presencia en el Gobierno es una afrenta a los paraguayos de bien.