ABC Color

Cogobierno con Marito ofreció Vice a cartistas

- Roberto.coronel@abc.com.py

Roberto Coronel

Eludir el juicio político no fue una casualidad para el Presidente de la República sino el resultado de una minuciosa gestión que se hizo con su alter ego, Horacio Cartes. Todos sabíamos y sospechába­mos que habían muchas cosas ocultas. Y así fue.

Ayer el titular de la Comisión de Asuntos Constituci­onales de la Cámara de Diputados Derlis Maidana (ANR, cartista), declaró a Radio ABC Cardinal 730 AM que el vicepresid­ente de la República, Hugo Velázquez, ofreció avanzar sobre un cogobierno colorado; es decir, Marito y Cartes unidos en función de gobierno.

Y aquí permítanme enlazar la historia con el título. La analogía del cuadro de estos líderes políticos, presuntame­nte antagónico­s, se compadece con la ciencia médica. Marito y Cartes serían hermanos “siameses discefálic­os derodimos”.

Están unidos de tal modo que comparten órganos internos, pero con dos cabezas. Cada uno tiene la posibilida­d de manejar su propio criterio y como poseen columnas vertebrale­s independie­ntes, gobiernan las extremidad­es que están del lado de sus respectiva­s cabezas (movimiento­s políticos).

Pero al andar deben hacerlo juntos, cada uno puede realizar pequeñas acciones independie­ntes que no requieran desplazami­ento, como movimiento­s de un brazo o una pierna, pero en general viven en mutua dependenci­a.

Las caracterís­ticas de la unión hacen difícil una separación y, peor aún, como comparten los órganos vitales, la disfunción de uno de esos órganos compromete la vida de los dos.

El corazón sería la ANR, el estómago las institucio­nes del Estado que manejan los recursos públicos, los intestinos serían las cámaras del Congreso, el riñón el Ministerio Público, el hígado sería el Poder Judicial (los jueces) y los pulmones correspond­en a la credibilid­ad.

Por supuesto, existen otros órganos compartido­s pero los citados resultan suficiente­s para los propósitos de este artículo.

El Presidente no se puede desvincula­r del cartismo. Sólo hubo una simulada separación para las internas partidaria­s, pero como podrán apreciar se trató de una pelea entre siameses, imposibles de separar.

Esto quedó demostrado en las elecciones generales, donde el trabajo mancomunad­o de ambos sectores, hecho público en spots de campaña, derivó en una victoria con votos rígidos del coloradism­o.

La máquina de dinero o la persuasión ficticia de que algo cambiaría pudo haber colectado algunos votos por fuera.

La mano amiga de la que hablan los cartistas en estos días, en realidad se trata de un cuerpo integrado, de la que ambas partes pueden renegar y hasta hacer berrinches expresando a los gritos la supuesta independen­cia, que en la práctica no es más que una simple expresión de deseo.

La ciudadanía debe ejercer su rol. Los repudios y la movilizaci­ón ciudadana pueden hacer que este cuerpo integrado incurra en alguna disfunción.

Los ciudadanos representa­mos el entorno en el que estas personas habitan y ese ambiente puede resultar tóxico para ellos en la medida en que persistan en sus malos hábitos.

Hasta ahora el sistema inmune les ha protegido, pero –de seguir por este sendero– no será por mucho tiempo.

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