Endémico
El abuso de menores en el departamento de Cordillera se convirtió en un mal endémico grave. Esto porque en la zona se registra la mayor cantidad de abusos de menores en el país.
El 90% de los casos ocurre en el entorno familiar, pero no solo suceden dentro de familias desintegradas o con nivel socioeconómico bajo, como se tiende a estereotipar, sino en diferentes clases sociales.
Uno de los casos saltó a la luz esta semana. Una madre denunció que su hija de 13 años estaba embarazada, como consecuencia de un abuso, cuyo responsable era un familiar.
El hecho fue comunicado a la fiscalía el 23 de mayo pasado, pero el expediente quedó encajonado y el caso impune. Recién cuando los medios de prensa se hicieron eco del grave hecho, el fiscal Gustavo Sosa, firmó la imputación y ordenó la captura del abusador, dos meses y medio después.
La excusa del agente fiscal fue nuevamente la sobrecarga de trabajo por la gran cantidad de casos que tiene que investigar, a esto se suma la escasez de funcionarios para realizar los trabajos.
El victimario tuvo suficiente tiempo para huir y actualmente se encuentra prófugo y con paradero desconocido. En tanto, la niña dejó de asistir a la escuela por temor y vergüenza, según manifestaron docentes de la institución en la cual cursaba el sexto grado. Violando expresamente su derecho a recibir asistencia médica, jurídica y psicológica adecuada como expresa la ley.
La inacción de los organismos que deberían velar por la protección y seguridad de los niños propicia que este tipo de hechos sigan en aumento. Urgen estrategias para la prevención de estos delitos y un seguimiento de los casos con un tratamiento adecuado para las víctimas y sus respectivas familias.
Según estudios realizados por expertos, el 50 % de los casos se reduciría si se trabaja en la prevención. Las autoridades deben trabajar para eliminar este mal endémico que afecta a Cordillera.
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