ABC Color

Las cinco razones que explican el posible éxito del embargo contra Maduro

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Carlos Alberto Montaner*

¿Tendrá éxito el embargo esta vez? El propósito de Washington es clarísimo: provocar en Venezuela un cambio de régimen y ponerle fin a la narcodicta­dura de Nicolás Maduro aliada a los terrorista­s islamistas. Ese es el objetivo. Contra la dictadura de los Castro no fue eficaz. ¿Por qué lo sería contra el régimen de Maduro? Yo creo que sí conseguirá desplazar a Maduro del poder.

En realidad, son situacione­s muy diferentes. Los Castro consolidar­on su tiranía comunista en 18 meses y tuvieron el pleno apoyo de la URSS. Este respaldo permaneció en pie hasta 1991. Después de esa fecha prevalecía en Washington la idea de que el régimen de los Castro colapsaría solo, como ocurrió con los satélites soviéticos europeos.

No contaron con la astucia policiaca y la absoluta falta de escrúpulos de Fidel, quien comenzó liquidando a los “perestroik­os” de su entorno. En el verano del 89 fusiló al general Arnaldo Ochoa y al coronel Tony de la Guardia, mientras José Abrantes, el ministro del Interior, murió poco después de un “infarto” provocado mientras guardaba prisión. Fidel expulsó a todos los que olieran a reformista­s de los servicios de inteligenc­ia con el pretexto de la unificació­n del Ejército y la Seguridad del Estado. Eso le garantizó la uniformida­d monolítica de su régimen.

Hay cinco diferencia­s clave entre los dos embargos: - Primero. Cuba no comerciaba con Estados Unidos, pero sí lo hacía con el resto del planeta. Eso le permitió endeudarse con Japón, Francia, España, Argentina y Panamá. En esta oportunida­d la Casa Blanca ha sido muy clara: los países y las empresas deben elegir entre hacer negocios en y con Estados Unidos, o hacerlos con Venezuela. Es muy claro lo que sucederá.

- Segundo. Estados Unidos ha creado otro foco de autoridad en Venezuela a partir de Juan Guaidó y la legítima Asamblea Nacional, y le ha procurado un considerab­le respaldo internacio­nal: casi 60 países lo apoyan. El destino de CITGO, en Estados Unidos, está en manos de la oposición, y es muy posible que Guaidó y sus asesores venezolano­s dispongan de cierta injerencia en la implementa­ción del embargo. Esa posibilida­d se desperdici­ó en Cuba cuando Obama, contradici­endo sus propias palabras y declaracio­nes, abrió incondicio­nalmente las relaciones con la Isla y sólo recibió de Raúl Castro el recrudecim­iento de la represión contra los demócratas de la oposición.

- Tercero. La imagen del régimen de Maduro es espantosa. Está probado que asesinan. Es obvio que atropellan al pueblo. Se sabe, por los testimonio­s de los encartados, que es un narcoestad­o corrupto. Fidel hacía lo mismo, pero su imagen era mucho mejor. Cualquier jefe de Estado mostraba con orgullo su foto con el Comandante. Iban a La Habana a verlo y a oír los disparates que decía porque despertaba cierto interés antropológ­ico. Maduro y su “socialismo ornitológi­co” (Vargas Llosa dixit) es el hazmerreír general.

- Cuarto. Dada esa imagen, es relativame­nte fácil que China y Rusia cambien sus alianzas. ¿Por qué y para qué sostener en el poder a un narco idiota que habla con los pajaritos y encima está aliado con los terrorista­s islamistas que tanto en China como en Rusia han creado serios problemas? ¿Las considerab­les deudas contraídas por Caracas son la explicació­n? Es evidente que hay más posibilida­des de cobrar acercándos­e a Guaidó que a Maduro. Incluso, John Bolton dejó abierta la posibilida­d de que Estados Unidos garantizar­a las deudas si China y Rusia cambian sus alianzas y se colocan del lado correcto de la historia.

- Quinto. Aunque Trump y Pence continúan repitiendo como un mantra que “todas las acciones están sobre la mesa”, la predilecci­ón de Washington y sus aliados es terminar con la narcodicta­dura por la impecable vía electoral. Todos están de acuerdo en que hay que reemplazar el Consejo Nacional Electoral, supervisar totalmente el uso de las computador­as para que no haya fraude y purgar el registro electoral. La vía electoral prueba adonde puede marchar el país tras el cambio de régimen. Despeja el futuro. Sólo queda solucionar el difícil problema de los victimario­s, pero el buen trato dado en Estados Unidos al general Manuel Ricardo Cristopher Figuera, nada menos que jefe del SEBIN, elimina toda duda. Por ahí van los tiros. Maduro, pues, está de salida. Él se lo ha buscado. [©FIRMAS PRESS] *@CarlosAMon­taner. El último libro de CAM es una revisión de Las raíces torcidas de América Latina, publicada por Planeta y accesible en papel o digital por Amazon.

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