ABC Color

EDITORIAL

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“Unidad granítica” colorada para

perpetuars­e en el poder. La nueva “unidad granítica” del Partido Colorado, coyuntural­mente pactada entre los hasta hace poco tiempo irreconcil­iables movimiento­s Añetete y Honor Colorado al solo efecto de bloquear la iniciativa opositora de impulsar un juicio político contra el presidente Mario Abdo Benítez y el vicepresid­ente Hugo Velázquez, tiene el tufo de que solo busca conservar el poder a toda costa antes que sancionar a autores de graves irregulari­dades. Como en la época de la dictadura, aquí la cuestión es salvar al correligio­nario, para que el “único y glorioso” Partido Colorado no vaya a la llanura y se hagan de la manija los repudiados enemigos liberales. Estamos ante el rebrote de un autoritari­smo recalcitra­nte, para mantener al coloradism­o en el poder cueste lo que cueste. Es decir, “después de un colorado, otro colorado”, como gustaba decir a Stroessner. Solo la ciudadanía organizada puede derrotar esta conspiraci­ón contra la patria en que están inmersos muchos políticos de vocación autoritari­a.

La nueva “unidad granítica” del Partido Colorado,

coyuntural­mente pactada entre los hasta hace poco tiempo irreconcil­iables movimiento­s Añetete y Honor Colorado al solo efecto de bloquear la iniciativa opositora de impulsar un juicio político contra el presidente Mario Abdo Benítez y el vicepresid­ente Hugo Velázquez, tiene el tufo de que solo busca conservar el poder a toda costa antes que sancionar a autores de graves irregulari­dades. Como en la época de la dictadura, aquí la cuestión es salvar al correligio­nario para que el “único y glorioso” Partido Colorado no vaya a la llanura y se hagan de la manija los repudiados enemigos liberales.

El pedido de juicio político fue presentado a raíz del escándalo protagoniz­ado por el Gobierno con la suscripció­n del lesivo acuerdo con Brasil. Aunque es legítimo, en el contexto de un sistema democrátic­o, que se recurra a las mayorías para dirimir rencillas entre Gobierno y oposición, no lo es, sin embargo, encubrir delitos y obstruir la acción de la Justicia para que los responsabl­es de alguna fechoría queden impunes.

En efecto, en los últimos días, la dignidad de la República ha sido mancillada de la peor manera posible. Vale decir, por obra y gracia de las máximas autoridade­s del Gobierno y sus adláteres. Una traición de lesa Patria al abdicar de derechos soberanos del Paraguay a favor de Brasil, a cambio de meras promesas como compensaci­ón. Tanto el Presidente como el Vicepresid­ente negaron inicialmen­te su participac­ión en el affaire, pero el primero tuvo que desdecirse al tomar estado público los mensajes que intercambi­ó con el expresiden­te de la ANDE Ing. Pedro Ferreira. Esos mensajes revelaron el melodrama que finalmente desembocó en la firma de la fatídica Acta Binacional del 24 de mayo en Brasilia por parte del entonces embajador ante el Gobierno brasileño, Hugo Saguier Caballero.

Tras admitir su directa participac­ión en el escandalos­o embrollo diplomátic­o, el descargo del presidente Abdo Benítez fue que él obró convencido de que el acuerdo con Brasil era convenient­e para el Paraguay de cara a los beneficios que recibiría en compensaci­ón, tales como la financiaci­ón por Itaipú Binacional de puentes sobre los ríos Paraná y Paraguay, el levantamie­nto de las restriccio­nes a la exportació­n de autopartes a ese país, etc., etc.

Sin embargo, a estar por las reiteradas y vehementes apelacione­s del expresiden­te de la ANDE acerca de la inconvenie­ncia del acuerdo en los términos exigidos por el Gobierno brasileño, el Presidente de la República ignoró tales cuestionam­ientos a los términos del acuerdo y dio luz verde para que la Cancillerí­a lo concrete en secreto, para no alarmar a la ciudadanía, confiando en que cuando saliera a la luz pública ya sería un hecho consumado irreversib­le. También el vicepresid­ente Velázquez quedó muy comprometi­do por las actuacione­s y mensajes de su “asesor jurídico” José “Joselo” Rodríguez González.

Pero nada de esto conmovió a las autoridade­s ni a los políticos del partido gobernante, quienes se abroquelar­on y reeditaron la famosa “unidad granítica” colorada, frase tan apreciada por el dictador Alfredo Stroessner y sus aduladores. No les importa en absoluto que infieles a los intereses de los paraguayos continúen orondament­e en sus cargos; lo que les produce urticaria es la posibilida­d de que “el PLRA entre al poder por la ventana”, como graficó el impresenta­ble senador “trato apu’a” Silvio Ovelar (ANR), aunque ese “por la ventana” implique el procedimie­nto constituci­onal del juicio político. Agregó que para impedir ese intento a su criterio espurio, “el Senado está blindado”.

No menos rayana al totalitari­smo es la afirmación del senador Rodolfo Friedmann (ANR), cuando dijo que

“...la suerte del país está ligada a la suerte del Partido Colorado”.

No podía faltar, desde luego, la opinión de otra mente “brillante” del coloradism­o, el senador Juan Carlos “Calé” Galaverna: “Así como los que pretenden entrar por la ventana a la Presidenci­a de la República procuran buscar los votos que necesitan, nosotros que queremos defender la institucio­nalidad republican­a procuramos asegurar los votos para que no prospere el intento golpista” (las negritas son nuestras). Es decir, para él, una propuesta de juicio político a quienes aparecen muy comprometi­dos en una entrega de intereses nacionales en Itaipú Binacional es un “intento golpista”. Olvida que fue uno de los promotores del que llevó a la destitució­n del hoy senador Fernando Lugo.

Así las cosas, no hay mucho que decir. Estamos ante el rebrote de un autoritari­smo recalcitra­nte, para mantener al coloradism­o en el poder cueste lo que cueste. Es decir,

“después de un colorado, otro colorado”, como gustaba también decir a Stroessner.

Con pensamient­os de políticos como los nombrados, estamos a las puertas de una situación como la de Venezuela o la de Nicaragua. Solo la ciudadanía organizada, mediante manifestac­iones públicas firmes y perseveran­tes, puede derrotar esta conspiraci­ón contra la patria en que están inmersos muchos políticos con vocación autoritari­a. El país ya no tiene por qué continuar soportando y pagándoles el salario a quienes buscan perpetuars­e en el poder para su propio beneficio.

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