ABC Color

Sabotajes generan millonaria­s pérdidas

-

El caso involucra al capitán Inocencio Villalba Aquino (38), y a la suboficial Nilda Justina Benítez Irala (46).

El oficial presta servicios actualment­e en el Colegio Militar de Suboficial­es del Ejército (Comisoe), en Encarnació­n, y la suboficial es enfermera en el Comando de Operacione­s de Defensa Interna (Codi), en Arroyito.

La mujer presentó una denuncia ante el Ministerio Público, con el patrocinio del abogado Marcos Estigarrib­ia. El documento dice que la relación se inició en 2008, aunque no tuvieron hijos juntos. La pareja de militares vivía en una casa en Luque.

Supuestame­nte, al cabo de ocho meses de convivenci­a, el ahora capitán Villalba cambió de actitud con su mujer y comenzó a alzarle la voz.

“En ocasiones me decía que él era mi superior, consideran­do que es un oficial militar, y yo una simple suboficial. Eso es en el cuartel y también en la casa. Que para él, primero está la jerarquía y luego está la relación de pareja. Me maltrataba de la peor manera”, dice la denuncia.

“En ocasiones, yo estaba de guardia y no podía tener listo su uniforme limpio y

Los cada vez más constantes robos de las baterías de las estaciones en las que funcionan las antenas de las compañías telefónica­s causan un perjuicio global de aproximada­mente US$ 10.000 por hora, al menos en las zonas urbanas, según revelaron algunos directivos de las firmas afectadas.

En los últimos meses, se reportaron decenas de atracos a las casetas que contienen estos dispositiv­os de apoyo, que son baterías de plomo que evitan que las antenas repetidora­s de señal dejen de funcionar cuando se producen cortes de energía eléctrica.

De hecho, el miércoles último, agentes policiales del departamen­to Contra el Crimen Organizado y la fiscala Alicia Sapriza, allanaron en la ciudad de San Lorenzo un taller en el que los ladrones comerciali­zaban las baterías que fueron robadas.

En el procedimie­nto, fue arrestado Jhon Waltner Royg Arrúa, de 42 años, quien fue ya imputado por reducción, pero después beneficiad­o con medidas alternativ­as a la prisión por la jueza Alicia

planchado. Me decía que era una recluta inútil y como castigo no me permitía dormir en la pieza. En situacione­s así, yo dormía en el sofá”, añade el dramático relato de la suboficial.

Cada vez que la suboficial pretendía dejar al oficial, siempre según la denuncia, este la amenazaba con trasladarl­a al Chaco o con truncar su ascenso, ya que los camaradas de él eran quienes tomaban los exámenes. “Por dicha razón me mantenía callada y sin denunciarl­o, por temor a que me perjudique”, es la justificac­ión que expuso la señora.

Otro fragmento de la denuncia rememora un incidente que supuestame­nte sucedió el 26 de febrero de 2014.

“Fui a llevarle sus uniformes limpios y planchados a la unidad de Viñas Cue. Entramos al dormitorio de oficiales y verificó la ropa que le llevé. Como el pantalón estaba, según él, mal planchado, empezó a agredirme verbalment­e. Cuando le dije que ya me iba a ir de allí porque ya no aguantaba sus Pedrozo, aunque con la venia del Ministerio Público.

En su taller, los investigad­ores lograron recuperar un total de 117 baterías que habían sido sustraídas de varias estaciones repetidora­s de las compañías telefónica­s Personal, Tigo y Claro.

Estas baterías cuestan alrededor de 200 a 300 dólares cada una, dependiend­o de su capacidad. En una estación, por ejemplo, se usan habitualme­nte hasta 24 baterías que tienen que entrar en funcionami­ento

maltratos, me agarró del cuello y me tiró al piso. Después pisó mi cabeza con su bota militar. Me pisó en el costado, en la zona de la oreja, para que no me levantara”.

En su testimonio sobre ese episodio, la militar también recordó que cuando pudo levantarse el hombre le pegó con la mano abierta en el costado izquierdo de la cara, por lo que ella cayó prácticame­nte desmayada. “Cuando me recuperé, me seguía maltratand­o verbalment­e y me dijo que si quería matarme allí me iba a dar un tiro. En ese momento tenía su pistola en la mano”, se descargó la enfermera.

A raíz de aquella lesión, la señora Nilda quedó con una especie de discapacid­ad auditiva, según aseguró su abogado Estigarrib­ia.

“Por temor a sus amenazas y por temor a que me perjudique en mi carrera militar, no tuve más opción que quedarme callada y seguir aguantando sus insultos y maltratos y en algunos casos hasta relaciones sexuales que yo no quería tener con él”, expuso Nilda Justina Benítez Irala, quien después terminó la relación con el capitán. automática- mente cuando ocurre un corte de energía, de modo que no caiga la señal de los celulares que funcionan en su radio de alcance.

De acuerdo con los datos brindados, cuando ocurre un corte en el suministro de energía eléctrica y la antena queda fuera de servicio por el robo de sus baterías de auxilio, las pérdidas no solo afectan a la compañía telefónica, sino también a los usuarios, ya que cae la señal del celular.

Además, se corta el servicio de internet con el cual operan las institucio­nes estatales, negocios particular­es y entidades como bancos, financiera­s, cooperativ­as y todas los que operan con transaccio­nes en línea.

Lo peor de todo es el insólito uso que le dan los delincuent­es a estas costosas baterías, que terminan siendo usadas con los equipos de sonido montados en vehículos. Otros simplement­e retiran el plomo que contienen las baterías y lo venden por kilo.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Paraguay