Ribereños no dejan Costanera Norte y presionan por proyecto habitacional
Cuarenta y tres familias ubicadas entre marzo y abril en la Costanera Norte por la crecida del río se niegan a salir ahora, pese a que el nivel del cauce ya volvió a la normalidad hace meses. Exigen un plan habitacional.
Las familias están ubicadas en precarias casas de terciadas y chapas en un sector para estacionamiento y la vereda en la Costanera Norte (en la vía de salida), en la zona del camino al Mbiguá.
Un equipo de ABC fue hasta el sitio para hablar con los ocupantes, pero nadie quiso identificarse. Una señora comentó que no van al salir hasta que el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC) y la Municipalidad se comprometan a ejecutar un proyecto habitacional que los beneficie.
Otra mujer dijo que existe intención de volver a sus casas, pero que no tiene dinero para hacerlo, ya que sus viviendas quedaron destruidas a causa de la crecida. Indicaron que deben cambiar el cableado y varias partes de la vivienda, gastos que no saben cómo pagar.
La mayoría de los ocupantes de la Costanera, que son originalmente de la zona de San Miguel, se dedican al reciclado de plásticos y cartones,
por lo que el sitio parece un vertedero.
Varias viviendas ya se encuentran vacías y destechadas. Algunos niños que jugaban en el lugar comentaron que estas casitas son de personas que ya retornaron a sus hogares en la ribera y de a poco van llevando sus cosas.
En negociaciones
El abogado Víctor Hugo Julio, director de Emergencias y Desastres de la Comuna asuncena, confirmó que las familias que ocupan la Costanera Norte están negociando con el MOPC su salida del sitio, pues exigen ser beneficiadas con un proyecto habitacional.
“Condicionan la construcción inmediata de viviendas. Hay una mesa de trabajo en torno a eso. De igual manera, de a poco están bajando a sus casas nuevamente”, señaló el funcionario.
Actualmente, el río está en un nivel de 2,44 metros. El nivel máximo del cauce fue a finales de mayo, cuando llegó a 7,58 metros, lo que obligó a que varias familias de los bañados fueran reubicadas en refugios, calles y avenidas. Desde junio, las aguas vienen bajando.