Capacidad ociosa y guerra
El presidente de la República, Mario Abdo Benítez, sostuvo que insistirá en involucrar a los institutos militares en la lucha contra el crimen organizado (seguridad interna) porque ellos tienen capacidad ociosa y porque no existen posibilidades de guerra internacional.
El presidente no comprende adecuadamente el tema de la Defensa Nacional y su desorientación al respecto supone riesgos potenciales para nuestra soberanía.
Argentina, por ejemplo, está por elegir un gobierno, que será dirigido por Cristina Fernández, que puede acelerar una deriva a la venezolana: Si el hundimiento de la economía argentina se agrava, Cristina ya demostró que es proclive a adoptar el tipo de medidas que caracteriza a la dictadura de Nicolás Maduro, entre las que resalta la amenaza militar a sus vecinos como instrumento de control social. Venezuela contra Colombia lo prueba y también Nicaragua contra Costa Rica.
Los acontecimientos en Yacyretá de las últimas semanas confirman que Cristina tendrá excusas suficientes para desafiar a nuestro país por la vital energía de la binacional. No prever esa hipótesis de conflicto es una irresponsabilidad.
Con la excusa de combatir el contrabando, fuerzas brasileñas acaban de incursionar en territorio paraguayo, ante la inacción total de nuestras fuerzas de defensa. El embajador brasileño en Asunción le confirmó el hecho a nuestro canciller Antonio Rivas, quien respondió con una hueca frase: “que no se repita”, que carece de cualquier consecuencia.
Los traidores del acuerdo del 24 de mayo sobre Itaipú confirmaron que Brasil quiere el control del nivel del embalse de la represa y pretende seguir usando nuestra parte de la energía de la binacional. No prever esa hipótesis de conflicto es una irresponsabilidad.
Es verdad que esas hipótesis de conflicto pueden no terminar en un enfrentamiento bélico por dos vías. Una, porque estamos preparados y desafiarnos representaría un costo inabordable para quienes lo hagan y la otra, que es la línea del gobierno, porque renunciamos a prepararnos y entregamos lo que es nuestro, destruyendo las oportunidades de progreso del pueblo paraguayo.
El presidente insinúa que no tenemos luego chance alguna de estar preparados, lo cual confirma que no tiene voluntad de corregir el problema y que como decidió no corregirlo considera que tenemos capacidad militar ociosa.
Sin embargo, su excusa de usar las Fuerzas Militares en la lucha contra el crimen organizado es falsa: La defensa de la integridad territorial está vulnerada por el crimen organizado en la violación de nuestro espacio aéreo que hoy es cielo abierto para el narcotráfico, pero nunca ordenó el uso de los radares primarios para detectar los vuelos del crimen organizado ni dispuso la compra de aviones para derribarlos.
Luego, es obvio que el discurso del presidente sobre involucrar a las Fuerzas Armadas en asuntos policiales es simple propaganda para hacer creer que hace algo cuando en realidad no hace nada. Ni para defensa, ni para seguridad.