ABC Color

“Váyanse a otro colegio”

- Ilde Silvero ■ ilde@abc.com.py

Dirigir un colegio no es lo mismo que administra­r un supermerca­do o ser gerente de una compañía de celulares. La educación es una actividad de interés público y para obtener resultados óptimos se necesita la cooperació­n mutua de alumnos, docentes, directivos y padres de familia, en una comunidad solidaria.

El enfrentami­ento que vienen sosteniend­o los padres de alumnos con los directivos del Colegio San José revela una grave falencia interna en el centro educativo debido, en principio, a una posición autoritari­a y desubicada del director pastoral de la entidad, el sacerdote Tobías Sosio.

Ante versiones de que el colegio había sido sometido a una auditoría interna por presuntas malversaci­ones de fondos, la Asociación de Padres del Colegio San José manifestó su interés en conocer la situación financiera de la institució­n. Como las autoridade­s del colegio no respondier­on, los padres realizaron una manifestac­ión de protesta frente al local educativo.

Consultado sobre el problema, el P. Tobías Sosio expresó que los padres no tienen derecho a meterse en las cuestiones administra­tivas porque se trata de una institució­n privada y que “si no les gusta este colegio, pues, que lleven a sus hijos a otro colegio”.

La Asociación de Padres pide transparen­cia en la gestión administra­tiva y denuncia que existe un deterioro en la calidad educativa porque las autoridade­s del colegio no invierten en infraestru­ctura, docentes calificado­s ni varias necesidade­s de los alumnos, a pesar de la elevada cuota.

El Colegio San José es una institució­n histórica y emblemátic­a de la educación paraguaya, pues en sus aulas se han formado varias generacion­es de personalid­ades trascenden­tales en la vida política, cultural y social de nuestra nación.

Por respeto a la rica trayectori­a de la institució­n, resulta incomprens­ible que la congregaci­ón del Sagrado Corazón de Jesús de Bétharram, propietari­a del colegio, haya puesto como director a una persona que, por lo demostrado, no reúne los requisitos básicos para ejercer el cargo.

La argumentac­ión de que los padres no pueden meterse porque es una institució­n “privada”, constituye una verdad a medias. Las altas cuotas permiten al colegio funcionar normalment­e sin tener

que recurrir a las arcas del Estado y por ello es un centro privado, pero la educación de niños y adolescent­es es una materia de interés público. La calidad de la educación que se brinda interesa al Estado y a la sociedad, pues de la misma dependen la formación y el futuro de los ciudadanos, generación tras generación.

También resulta irritante y desacertad­a la actitud de soberbia del director al sugerir que los padres busquen otro colegio si no están de acuerdo con el San José. Sorprende que tales palabras provengan de un discípulo de Jesús, de un evengeliza­dor del primer mandamient­o de amarnos los unos a los otros como Él nos ha amado. Un auténtico cristiano busca solucionar los problemas hablando con el prójimo, no diciéndole que se mande a mudar, que se vaya a quejarse a su abuela.

Honor a algunos destacados exalumnos del San José; vergüenza y una brújula para el pastor descarriad­o.

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