Justicia y política
En muchos órdenes de la vida, el Paraguay se ha superado con valioso esfuerzo. Pero de donde no puede salir es del sometimiento de la justicia a los políticos. De los muchos casos, tenemos los del diputado Miguel Cuevas y el senador Javier Zacarías Irún, ambos acusados por graves hechos de corrupción. Las veces que hay cambios de ministros de la Corte Suprema, la ciudadanía se hace la ilusión de que vamos a mejorar. Tampoco avanzamos con un Poder Ejecutivo más preocupado en apagar incendios políticos que le obligan a tener, por ejemplo en su gabinete ministerial, a un cuestionado Rodolfo Friedmann.
Acerca de la justicia ¿qué pasó con Enzo Cardozo y algunos de sus principales cómplices en el desvío, por un lado, de 68.000 millones de guaraníes; y el otro, de casi cuatro mil millones del ministerio de Agricultura y Ganadería?
Desde hace cuatro años los voluminosos expedientes, que contienen la rigurosa investigación fiscal, esperan que los acusados lleguen a juicio oral y público. Pero las veces que se fija una fecha, aparecen las famosas chicanas que son la confesión de culpabilidad de los acusados. Si fuesen inocentes, ellos mismos pedirían demostrar su inocencia lo antes posible.
El 5 de abril de 2005 la fiscal Alba Delvalle ya había pedido el juicio oral para los involucrados en la supuesta estafa de casi cuatro mil millones de guaraníes. Este dinero de Agricultura y Ganadería, del que Cardozo fuera ministro, y Godoy su sucesor, estaba destinado al Programa Nacional de Fomento Pecuario (Pronofope) y del Frente Combatiente contra la Pobreza (Freccop). Demás está decir que la cuantiosa suma no llegó a destino, o sea, a quienes debía llegar. Se combatió la pobreza, pero no la de los pobres.
Cardozo, Godoy y otros, están igualmente involucrados en otro caso mucho mayor: 68.000 millones de guaraníes que debían ayudar a los pequeños productores, también para salir de la pobreza, pero que se hundieron aún más en ella.
Otros de los socios de Cardozo, en uno de los dos casos, ya fueron condenados por el Tribunal de Sentencia al hallárseles culpables de estafa por la suma de 68.000 millones de guaraníes.
Esta “Federación” tenía que destinar el dinero a los pequeños productores “para que saliesen de la pobreza”. Pero fue a parar en manos de un grupo de delincuentes que se hicieron de costosas propiedades entre tierras, residencias, lujosos vehículos.
Ya con miras a perpetrar la estafa, en el 2011 se creó la supuesta federación de productores que firmó un “convenio” con Enzo Cardozo en su calidad de ministro de Agricultura. Inmediatamente se iniciaron los desembolsos contrarios a la ley para estos casos. No se hicieron estudio de mercado, proyectos de inversión, estudio de suelo, etc.
El ministerio de Agricultura y Ganadería, por lo que se ve, es la institución más desprotegida para la corrupción; la más expuesta para el robo. Es así porque maneja mucho dinero para los trabajadores del campo, en su mayoría pequeños productores, víctimas fáciles del engaño, de la estafa.
Pues bien, este ministerio ahora está en manos de Rodolfo Friedmann, cuyos antecedentes no son los más recomendables según una copiosa documentación de cuando era gobernador guaireño. No digo que vaya a seguir los pasos de sus antecesores en el ministerio, pero nada hace suponer que será mejor que los anteriores en una entidad clave para el desarrollo nacional. Designaciones como estas son las que ensombrecen la figura del Presidente de la República, a quien parece no importarle mucho el destino del país.