Turquía, Jerusalén e inversiones
Escribo desde la antiquísima Ankara, centro urbano desde la época de los hititas, unos mil quinientos años antes de la era cristiana, es la nueva capital de la moderna Turquía, pues en esta ciudad se estableció, en 1920, Mustafá Kemal, “Ataturk” (Padre de los Turcos), para refundar e independizar a su país de la ocupación de los vencedores de la Primera Guerra Mundial.
Ordenada, limpia, monumental, con parques y plazas no ocupados por clientes de ningún político sino abiertos a toda la gente, Ankara es asiento de las agencias del gobierno turco que estamos visitando desde ayer.
Los ministerios de Comunicaciones y de Relaciones Exteriores coincidieron en que las relaciones entre nuestro Paraguay y Turquía están en un buen momento, aunque señalaron que hay cuatro temas en los que los que ellos ponen especial atención.
El traslado de la embajada paraguaya en Israel de Tel Aviv a Jerusalén, caprichosamente ordenada por el entonces presidente Horacio Cartes, aunque no condiciona el relacionamiento con Turquía, era para el gobierno de Ankara un factor de desentendimiento entre los dos países que fue corregido por nuestro actual gobierno.
Turquía considera el asunto como materia sensible en la que la comunidad internacional debe actuar de acuerdo a las decisiones de Naciones Unidas.
La aprobación, en nuestro Congreso en 2015, de una resolución que admite la existencia de un genocidio armenio, es también un elemento que agrega dificultades políticas a las relaciones paraguayo-turcas. Ciertamente, dicha resolución fue aprobada sin debate suficiente, impulsada por algunos legisladores que tampoco explicaron el origen de sus motivaciones.
Turquía reclama que hay controversia histórica inacabada sobre la existencia de tal genocidio armenio y que, por tanto, es temerario darlo por probado.
La colaboración paraguaya con Turquía con respecto a los ciudadanos turcos que en Paraguay fueron encontrados involucrados en la realización de actividades ilegales en el país euroasiático, asociados al clérigo Fetullah Gulen es otro tema que puede afectar la normalidad de las relaciones, aunque las autoridades turcas se muestran satisfechas con las medidas tomadas al respecto por nuestro sistema judicial.
Y la negociación de acuerdos bilaterales para la protección de inversiones turcas en Paraguay, o paraguayas en Turquía, es un último elemento sobre el que no se ha alcanzado un entendimiento adecuado, explican aquí en Ankara.
Empresas turcas de infraestructura desean desembarcar en Paraguay, pero la falta de un acuerdo sobre ese tema, y sobre una eventual doble tributación, ralentizan la llegada de inversiones.
Nuestro intercambio comercial con Turquía es muy pequeño y ha retrocedido últimamente hasta apenas unos ciento cincuenta millones de dólares, lo cual es síntoma de que nuestro gobierno no está siendo capaz de aprovechar adecuadamente las conveniencias que existen.
Los turcos están muy orgullosos de que sus telenovelas sean tan populares en nuestro Paraguay y en el mundo, pero nosotros podríamos ver, a través de esas telenovelas, no solo los bellos paisajes y las pasiones, sino a una de las mayores potencias económicas del mundo como un campo de oportunidades.