La sinuosa hoja de ruta del Acta Bilateral.
La firma de la infame Acta Bilateral fue el golpe de gracia final de la alevosa conspiración contra los intereses de la nación en Itaipú. Fue el broche de oro en la larga serie de traiciones y humillaciones a manos de la administración excluyente de Brasil en cuanto a la repartición de los beneficios económicos en esa usina. Es, pues, de la mayor importancia que el Pueblo paraguayo tome cabal conciencia de esa humillante abdicación de soberanía en la entidad binacional que ya dura casi medio siglo. El discrecional despilfarro de los recursos económicos puestos en manos de la corrupta administración paraguaya de la empresa binacional se ha convertido para los gobernantes de turno en algo más importante que la preservación de la soberanía energética en ese emprendimiento, la que de hacerse efectiva podrá representar mayor beneficio para la nación. Así como están las cosas, solo queda el Pueblo soberano para defender nuestros derechos en Itaipú.
El primer toque de bolas en la mesa de billar de Itaipú por parte de Brasil y que culminó con la carambola de la subrepticia firma del Acta Bilateral el 24 de mayo del corriente año en Brasilia consistió en el sorpresivo cuestionamiento de Eletrobras al plan de contratación de potencia presentado por la ANDE para el año en curso, de conformidad con la Resolución 170/2007 de la Administración y Operación de los Contratos de Compra y Venta de los Servicios de Electricidad de la Itaipú (Cadop), amenazando con suspender sus pagos por la energía retirada de la usina si no se atendía a sus exigencias, con lo cual la entidad binacional entraría en default, siendo el Gobierno paraguayo el primer perjudicado al no poder percibir los royalties ni las compensaciones por su energía cedida a Brasil.
Esta amenaza hizo que cundiera el pánico en el ámbito del Gobierno paraguayo. Pánico amplificado por las autoridades paraguayas de la Itaipú, habitualmente funcionales a los intereses brasileños en la binacional.
En el fragor de la disputa entre ANDE y Eletrobras por la arbitraria pretensión de esta última de dejar sin efecto el acuerdo del 2007, se produjo el encuentro entre los presidentes Mario Abdo Benítez y Jair Bolsonaro , en ocasión de darse la “palada inicial” para la construcción del segundo puente sobre el río Paraná entre las ciudades de Foz de Yguazú y Presidente Franco, el 10 de mayo pasado. Según informaciones filtradas en su oportunidad a la prensa por una fuente fidedigna que exigió el anonimato, en el transcurso de las conversaciones que siguieron a la ceremonia, el presidente brasileño le habría dado un ultimátum a su colega paraguayo, en el sentido de que de no acceder a la demanda de Eletrobras en Itaipú, su Gobierno impondría duras represalias comerciales contra el Paraguay capaces de hacer tambalear a nuestro país, con una franca y directa confesión de motivo: “En el futuro mediato Brasil no puede prescindir de la energía paraguaya que actualmente utiliza”, por lo que la ANDE debe limitarse a retirar solo lo que Paraguay necesita para su propio consumo. El resto para Brasil.
En ese fatídico encuentro, Abdo Benítez habría capitulado cobardemente ante la intimación de su colega brasileño, poniendo como única condición que el documento de abdicación de los derechos del Paraguay en Itaipú fuera mantenido en secreto hasta que sus términos fueran cumplidos y se tornaran irreversibles, a entera semejanza del infame Tratado Secreto de la Triple Alianza contra el Paraguay pactado por los gobiernos de Brasil, Argentina y Uruguay en el siglo antepasado y que culminó con el exterminio de nuestra nación.
De vuelta a casa, la primera medida que a tal efecto habría tomado el Presidente para impulsar el acuerdo de su incondicional claudicación ante Brasil en la binacional fue encomendar al embajador paraguayo en ese país, Hugo Saguier Caballero, la suscripción de la correspondiente Acta Bilateral en los términos dictados por Itamaraty, con el asesoramiento del director técnico paraguayo de Itaipú, ingeniero José Sánchez Tillería. Por su parte, desde la retaguardia, el canciller Luis Alberto Castiglioni procedió a reclutar como asesor a un conocido personaje también de dudosa defensa de nuestros intereses: el ingeniero Alcides Jiménez, quien como director Ejecutivo de la Entidad Binacional Yacyretá (EBY) no fue capaz de denunciar públicamente las nefastas notas reversales de enero de 1992 por las que el Gobierno del general Andrés Rodríguez entregó la administración de la usina binacional al Gobierno argentino, con las desastrosas consecuencias hasta ahora sin solución de continuidad.
De esa manera, la firma de la infame Acta Bilateral fue el golpe de gracia final en esa alevosa conspiración contra los intereses de la nación, increíblemente liderada por el propio Presidente de la República. Fue el broche de oro en la larga serie de traiciones y humillaciones a manos de la administración excluyente de Brasil en cuanto a la repartición de los beneficios económicos en Itaipú.
Es, pues, de la mayor importancia que el Pueblo paraguayo tome cabal conciencia de esa humillante abdicación de soberanía en la entidad binacional que ya dura casi medio siglo. El discrecional despilfarro de los recursos económicos puestos en manos de la corrupta administración paraguaya de la binacional se ha convertido para los gobernantes de turno en algo más importante que la preservación de la soberanía energética en ese emprendimiento, la que de hacerse efectiva podría representar mayor beneficio para la nación.
Ciertamente que, con el ladino apoyo del expresidente Horacio Cartes, el presidente Abdo Benítez y el vicepresidente Hugo Velázquez han logrado capear la tormenta del juicio político que debía radiarlos de sus cargos, al menos momentáneamente. Pero ese formalismo constitucional no esconde dos peligrosas posibilidades: el brote de una furibunda reacción popular, y la pérdida de la histórica oportunidad de que el Gobierno paraguayo pudiera defender dignamente nuestros derechos soberanos en Itaipú con pleno respaldo de la ciudadanía, en vez de verse obligado a hacerlo por la violencia, como ocurriera con la defensa del Chaco en 1931.
Con el escándalo del Acta Bilateral se ha producido una precaria consolidación del poder presidencial mediante un matrimonio de conveniencia entre “Honor Colorado” y “Añetete”. Mientras tanto, la oposición se encuentra débil y dividida y no tiene autoconfianza para exigir al Gobierno una mayor suma de nacionalismo en las entidades binacionales, ni siquiera cuando el Gobierno colorado pone en riesgo la soberanía nacional. Ahora, solo queda el Pueblo soberano para defender nuestros derechos en Itaipú.