Que se ponga el sayo...
Causaron roncha entre los intendentes de Cordillera las declaraciones de la senadora Blanca Ovelar (ANR), exministra de Educación, sobre los malos manejos que se les dan a los recursos del Fondo Nacional para la Inversión y el Desarrollo (Fonacide), especialmente en el rubro de almuerzo y merienda escolar.
“Hablemos sinceramente, hay problemas de sobrefacturación y calidad en la compra de los alimentos. Hay problemas de discontinuidad y carencia en el servicio. Tenemos evidencias que después de cada periodo en cada pueblo, hay un nuevo rico, eso es lo que se ve y lo que se siente”, expresó la legisladora. Añadió que “en el rubro que más se roba es en la alimentación escolar, porque ese no deja rastro. No se puede controlar a cada niño, para saber con seguridad si tomó o no la leche”.
Estas palabras hicieron que los intendentes presentes se levantaran durante la audiencia pública realizada el viernes último a iniciativa de la intendenta de Valenzuela Mirta Fernández (PLRA), quien precisamente sigue sin rendir cuentas sobre el uso de los recursos de royalties y Fonacide correspondientes al segundo cuatrimestre. Los jefes comunales subieron al escenario para “defender su gestión”, siendo el portavoz el intendente de Caacupé, Diego Riveros (PLRA).
Riveros dijo que entre ellos no hay nuevos ricos. Añadió que están hartos de ser tratados como corruptos cuando en realidad no cuentan con los recursos suficientes para cumplir con sus compromisos asumidos.
El gobernador de Cordillera, Hugo Fleitas (PLRA), por su parte, culpó a la prensa de la mala información que hace llegar a la ciudadanía, al publicar con gran destaque “la caída de una teja, en alguna institución educativa y no publicar las intervenciones que se realizaron a favor de la educación”.
La cuestión es sencilla: al que le quepa el sayo que se lo ponga. Hay diez intendentes y exintendentes de Cordillera investigados por malos manejos de los recursos públicos y eso no se puede negar. Asimismo, hay miles de niños que no reciben la alimentación que les corresponde, pese a figurar en los papeles. La probidad, ética y honestidad de las autoridades siguen siendo una utopía.