La izquierda perdiendo el norte
Para lo único que ha servido el Mercosur hasta ahora es para utilizarlo como garrote por parte de grupos de una izquierda latinoamericana que, evidentemente, ha perdido su norte. Sirvió para que Dilma Rousseff (Brasil) y Pepe Mujica (Uruguay) suspendieran nuestros derechos “por faltar a la cláusula democrática” y permitir, más tarde, que entrara Venezuela cuya situación entonces y actualmente no necesita ningún tipo de comentario. Ahora, el presidente del Parlamento del Mercosur, Daniel Caggiano, miembro del Movimiento de Participación Popular de Uruguay, que forma parte del Frente Amplio, ha mostrado su preocupación por lo que está ocurriendo en Cataluña y desea llevar el tema a foros internacionales.
Caggiano declaró que ve “con mucha preocupación la violación de derechos fundamentales y políticos en Cataluña” y denuncia la “violación de los derechos políticos de Carles Puigdemont, Toni Comìn y Oriol Junqueras por no poder ejercer como diputados a pesar de haber sido elegidos”. El presidente del Parlamento del Mercosur debería tener sabido que a los dos primeros nadie le ha negado su posibilidad de ejercer como diputados. Para ello tienen que presentarse en Madrid y retirar allí el acta que les acredita como tales. Lastimosamente no han podido hacerlo pues sobre ambos, refugiados hoy en Bélgica, existe una orden de prisión, acusados de subversión y malversación del dinero público. Junqueras, por su parte, está en prisión por los mismos delitos.
Las declaraciones de Caggiano suenan muy líricas, muy acordes con la posición de una izquierda desnortada decidida a involucrarse con las causas nacionalistas que están comenzando a florecer donde haya buena tierra para su cultivo. La izquierda ha olvidado aquellos principios internacionalistas de cuando la Revolución del 17, su expansión por todo el mundo y así crear una nueva sociedad sin fronteras. ¿Acaso el himno socialista no se llamada, justamente, “La Internacional”?
Antes de hacer estas “denuncias solidarias”, hay que enterarse de lo que está sucediendo en Cataluña, donde se vive un proceso extremadamente grave. El independentismo marcha hacia una “nazificación”, donde la idea de “catalanismo” es excluyente pues propone la discriminación de todo aquel que no esté a favor de la independencia; incluso de quien no habla catalán. Esto lo ha dicho por escrito el actual presidente de la “Generalitat”, Joaquim Torra, quien tildó de “bestias deformes” a quienes no hablan el catalán. El nacionalismo siempre se desarrolla no a “favor de”, sino en “contra de”. Todos los males y errores son a causa del “otro”, al que es señalado como diferente a uno. ¿No fue acaso esto lo que hicieron los nazis con los judíos, y en Sudáfrica con el “apartheid” al negro enfrentado con el blanco?
La Asamblea Nacional Catalana, una plataforma independentista, ha lanzado una gigantesca campaña para que no se consuman productos de empresas que no apoyan la independencia. Ha elaborado listas colgadas en Internet alentando a la gente que haga un “consumo estratégico”. Los Comités de Defensa de la República, a semejanza de los Comités de Defensa de la Revolución de Cuba y Venezuela, la semana pasada estuvieron pegando calcolmanías en los escaparates de los negocios que no colaboran con la indecencia, para desalentar el consumo y sembrar el miedo. Un periódico publicó una fotografía cortada en dos. En la parte izquierda se ve a los jóvenes de CDR pegando las calcomanías pro-independencia y en la parte derecha una antigua foto de las Juventudes Nazis pintando la estrella de David en los negocios de judíos en la Alemania nazi.
El Parlamento del Mercosur haría mucho mejor en ocuparse de los graves problemas que tenemos en la región en lugar de estas denuncias vergonzosamente desacertadas.