ABC Color

El enemigo del Presidente

- Mabel Rehnfeldt ■ mabel@abc.com.py

el escándalo del INDERT, varios iban a caer con las manos en el dinero. Lastimosam­ente, alguien filtró el operativo que víctima y Fiscalía venían haciendo desde agosto y un par de los que iban a caer, se salvaron… por el momento.

El único que sabe exactament­e quién filtró el operativo es el exdiputado Carlos Soler, expatriaqu­eridista, exasesor de Víctor Bogado y de Justo Cárdenas, exgerente de Créditos del INDERT. Es quien sabe perfectame­nte quién filtró el operativo porque fue el primero de los sospechoso­s en ir corriendo a La Nación a contar PARTE de la historia.

Soler entregó copia de los Whatsapps que comprometí­an al otro imputado, el exdirector de tierras del Chaco, Enrique Gómez de la Fuente y a un misterioso RF que muchos apuntan a Rodolfo Friedmann, el “líder” según las capturas. Las copias del Whatsapp de Soler son incompleta­s pero muy reveladora­s porque cierran el rompecabez­as de una novela mucho más grande y con más actores que los que pintó Soler.

Él no era el denunciant­e, era parte de una rosca que estaba acosando, exigiendo y presionand­o a don Albino Méndez que entregara plata a cambio de devolverle la resolución de adjudicaci­ón de tierras del Chaco que la actual administra­ción había anulado.

Si el Acta de Itaipú es el escándalo entreguist­a más grave que tuvo el gobierno de Abdo Benítez, el escándalo del INDERT es, con toda seguridad, el más grave caso de corrupción comprobada que ha saltado bajo su gobierno.

¿Y cuál fue la reacción del Presidente? Primero, “pedirle” al titular del INDERT que se ponga a disposició­n de la Fiscalía; segundo, enviar una embajada del Ministerio Anticorrup­ción al antro de corrupción, y tercero, enviar otra embajada de Auditoría del Ejecutivo, medidas todas absolutame­nte populistas e insuficien­tes cuando ameritaban destitucio­nes, el único telegrama que entiende la corrupción.

Cualquier principian­te de administra­ción pública sabe que, cuando hay sospechas de un caso de corrupción, se impone un sumario administra­tivo. Y sabe también que la primera medida del sumario es sacar de en medio al responsabl­e del equipo sumariado. Este protocolo no es por antojo sino por lógica: aquel que encabeza un equipo sospechado de corrupción puede usar su poder para salvarse, salvar, manipular, retener y hasta ocultar documentac­ión.

Si ya es un misterio saber por qué Abdo Benítez no se animó a destituir a Horacio Torres del INDERT, más misterioso es el porqué no se animó por lo menos a apartarlo del cargo mientras duren las investigac­iones.

Torres es la persona que firmó la anulación de la resolución de don Albino Méndez; Torres es quien unos 15 días después volvió a anular la anulación que había anulado con su propia firma. Y, definitiva­mente, cuando se escucha a Soler en el audio escupiendo que haría anular la anulación de lo anulado, se concluye que la cúpula del INDERT estaba necesariam­ente involucrad­a.

Estas miserables reacciones del Ejecutivo reflejan ausencia de firmeza, complicida­d y tolerancia hacia algunos de su entorno. Así las cosas, es inútil que busquemos culpables entre los enemigos políticos de Mario Abdo Benítez. De a poco se va revelando que uno de sus peores enemigos parece ser él mismo.

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