Violencia cristiana
No me crean a mí. Pero al menos crean en los documentos de los santos padres y doctores de la Iglesia Cristiana predicando el uso de la violencia contra quienes no acepten el cristianismo.
Los ejemplos son constantes y uniformes desde que San Pablo despreció a los dioses de los demás calificándolos de demonios (Primera Carta a los Corintios 10:20) en adelante, pero solamente voy a citar algunos pocos materiales producidos, existentes y consultables hoy, de los más importantes padres y doctores de la Iglesia Cristiana.
San Ambrosio de Milán, padre y doctor de la Iglesia, pidió y obtuvo violencia contra los que no acepten el cristianismo en su “De Fide ad Gratianum Augustum” (“Sobre la Fe, al emperador Graciano”) dirigida a este y aplicada por su sucesor, Teodosio.
Su discípulo San Agustín, padre y doctor de la Iglesia y también matriz intelectual del luteranismo, recomendó y obtuvo violencia contra los que no acepten el cristianismo en el Libro XXI de “De civitate Dei contra paganos” (La Ciudad de Dios contra los paganos), más conocido como “La Ciudad de Dios”.
Bajo esa influencia, San Cirilo de Alejandría, padre y doctor de la Iglesia, alentó la formación de “comisiones garrote” que destruyeron los templos no cristianos de Alejandría y asesinaron a no cristianos como Hypatia.
La violencia cristiana obtuvo plena impunidad y fuerza de ley en el Código de Teodosio (el emperador Teodosio II) puesto en plena vigencia en el año 438. De ahí en adelante, los cristianos pudieron matar sin restricciones.
Los concilios lateranos de 1179 y 1215 reafirmaron la validez canónica de las disposiciones del Código de Teodosio y fueron plenamente justificadas por Santo Tomás de Aquino, doctor Angélico y Seráfico de la Iglesia en su “Summa Theologica” (ST II:II 11:3).
Ninguna, cero, ninguna norma