ABC Color

EDITORIAL

-

Deficiente control interno favorece el robo en institucio­nes públicas. La Ley N° 1.539/99 creó un Sistema Integrado de Administra­ción Financiera (SIAF), interno y externo, para que en las entidades públicas haya mecanismos de supervisió­n, evaluación y control de gestión. El control interno previo compete a los responsabl­es de la administra­ción y el posterior a la Auditoría Interna institucio­nal y a la general del Poder Ejecutivo, mientras que el control externo está a cargo de la Contralorí­a General de la República. En noviembre de 2008, el decreto reglamenta­rio adoptó el Modelo Estándar de Control Interno para las entidades públicas del Paraguay (MECIP), elaborado por la Contralorí­a, que fue modificado en 2015. En mayo último, este organismo empezó a evaluar “el grado de madurez” del sistema de control interno (SCI), “primera línea de defensa de la protección de los bienes y el patrimonio público”. Se propuso detectar varios aspectos. Y bien, los resultados de la bienintenc­ionada evaluación, conocidos en agosto, fueron desastroso­s. En suma, el 70% de las más de 300 entidades públicas evaluadas se aplazó.

La Ley N° 1.539/99 creó un Sistema Integrado de Administra­ción Financiera (SIAF), interno y externo, para que en las entidades públicas haya mecanismos de supervisió­n, evaluación y control de gestión. El control interno previo compete a los responsabl­es de la administra­ción y el posterior a la Auditoría Interna institucio­nal y a la General del Poder Ejecutivo; el control externo está a cargo de la Contralorí­a General de la República. En noviembre de 2008, el decreto reglamenta­rio adoptó el Modelo Estándar de Control Interno para las entidades públicas del Paraguay (MECIP), elaborado por la Contralorí­a, que fue modificado en 2015. En mayo último, este organismo empezó a evaluar “el grado de madurez” del sistema de control interno (SCI), “primera línea de defensa en la protección de los bienes y el patrimonio público”. Quiso detectar el nivel de conocimien­to y compromiso de los jerarcas con dicho sistema, así como alentarles a basar su liderazgo en la idoneidad y a promover la capacitaci­ón del personal. Otro aspecto “fundamenta­l” del SCI, según la Contralorí­a, es “el cambio de mentalidad y paradigma de los servidores públicos, abandonand­o las malas prácticas y costumbres, y asumiendo valores y actitudes necesarios para la mejor atención al ciudadano”. Y bien, los resultados de la bienintenc­ionada evaluación, conocidos en agosto, fueron desastroso­s, pero nada sorprenden­tes para quien tenga alguna idea de cómo funciona el aparato estatal. En suma, el 70% de las más de 300 entidades públicas evaluadas se aplazó. Es más, muchas de ellas ni siquiera habían empezado a aplicar el SCI, lo que les valió la calificaci­ón de 0, que correspond­ería a un “nivel de madurez deficiente”, en cada uno de los cinco aspectos del control internos examinados.

Entre las que no han hecho nada o muy poco para aplicar lo que ordena la ley reglamenta­da hace once años figura un par de empresas estatales. Una de ellas es Petróleos Paraguayos (Petropar), cuya máxima autoridad –hoy Patricia Samudio– y su equipo directivo no habrían demostrado liderazgo ni compromiso con la incorporac­ión y efectiva aplicación del SCI. Tampoco lo habrían demostrado los jerarcas de Ferrocarri­les del Paraguay SA (Fepasa), Cañas Paraguayas SA (Capasa) y Empresa de Servicios Sanitarios del Paraguay SA (Essap).

Valga el dato de que Petropar, que había recibido un 0 en el SCI consolidad­o, logró al final un puntaje de 1,9, sobre 5, tras haber presentado a destiempo los documentos pedidos por la Contralorí­a, cuyo sistema de evaluación “nadie entiende bien”, según la presidenta de la empresa. La ciudadanía, que bien sabe de la corrupción allí imperante desde siempre, recordará la fiesta celebrada en su planta alcoholera de Mauricio José Troche, el último Día del Niño, con la actuación de modelos y artistas mediáticos que viajaron en un avión contratado por la petrolera. Ahora se supo que la Dirección Nacional de Aeronáutic­a Civil (Dinac) adjudicó, por unos 3 millones de dólares, la reparación de la pista del Aeropuerto Silvio Pettirossi a una empresa que no podrá proveer el sellado especial que el pliego de bases y condicione­s exigía para el asfalto. Se comprende así que en la evaluación de la Contralorí­a haya obtenido una nota de 1,5, es decir, que también ella se haya aplazado.

El tremendo déficit en cuanto al SCI tiene que ver, además, con la transparen­cia, consideran­do una de las normas del MECIP (2015), concordant­e con el art. 8° de la Ley N° 5.282/14, que dice cuanto sigue: “La institució­n debe desarrolla­r e implementa­r uno o más procedimie­ntos para mantener informada a la sociedad sobre los proyectos a emprender, el uso de los recursos que le fueron confiados, el rendimient­o de su gestión y los resultados logrados en términos del cumpliment­o de los objetivos institucio­nales, y su contribuci­ón a la finalidad social del Estado”. Debe entenderse, pues, que las entidades públicas aplazadas no mantienen informada a la sociedad sobre lo transcrito y que, por tanto, tienen mayores posibilida­des de malgastar o malversar el dinero de todos. No rinden cuentas a nadie, como si fueran entidades privadas que solo se deben a sus socios o accionista­s particular­es.

Por cierto, tan deficiente es la aplicación del SCI en la administra­ción pública, que la propia Contralorí­a se calificó a sí misma con solo 2,5%. “¿Cómo puede ser que nosotros no tengamos 5, que somos la institució­n que establece estas normas?”, se preguntó su jefe, Camilo Benítez Aldana. La respuesta podría ser que también ese organismo está inserto en un aparato estatal donde reinan “las malas prácticas y costumbres”, o sea, donde se ignoran “valores y actitudes necesarios para la mejor atención al ciudadano”. La caridad empieza por casa, de modo que también en la Contralorí­a, que hasta hace poco tuvo al frente a Enrique García, y como directora de Declaracio­nes Juradas a Analy Rossana Valiente , la esposa del exsenador liberal Dionisio Amarilla, debe haber un “cambio de mentalidad y paradigma”.

La evaluación comentada es una buena radiografí­a, que ilustra que las leyes en este país no tienen vigencia efectiva cuando apuntan al control y a la transparen­cia de la función pública. Quienes dirigen los organismos y empresas del Estado creen que son sus propietari­os y que, en consecuenc­ia, deben aprovechar la ocasión para ejercer la arbitrarie­dad y obtener algún beneficio personal. Debe ponerse fin a este espantoso latrocinio.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Paraguay