El padecimiento de los comunes
Podríamos gritar con mucho orgullo que somos un país con tres represas, que una de ellas, Itaipú Binacional, fue hasta el 2011 la hidroeléctrica más grande del mundo y que, a pesar de ya no serlo, seguimos siendo el que más energía limpia produce en un año.
Pero de qué nos sirve esto si estamos acostumbrados al sufrimiento indecible de los constantes cortes de energía. Noches en vela, mosquitos y calor, es apenas una mirada rápida y reiterativa de lo que sucede día a día.
Iniciando la temporada de calor en nuestro país y habiendo alcanzado esta semana el récord de consumo energético anual, hemos sido testigos de manifestaciones en distintos puntos a causa de la caída del suministro de energía y también por la falta de agua potable. En Ypané, Capiatá, San José de los Arroyos, pobladores salieron a las calles para protestar; personas mayores con problemas de salud, bebés sin consuelo debido al servicio deficiente que dejó a los usuarios afectados por horas o días, incluso, teniendo que soportar no solamente las elevadas temperaturas, sino la pérdida de alimentos, electrodomésticos afectados, comercios que perdieron sus productos.
Se suma a esta desesperada situación, reparaciones que, es sabido, no serán consideradas por la administración de energía y que ninguna otra institución se hará cargo.
Sobrefacturaciones y pérdida de energía también forman parte de los reclamos, esta semana nos enterábamos a través de Félix Sosa, uno de los gerentes de la ANDE, que debido a los ladrones de energía que se cuelgan del servicio, se pierden anualmente 90.000.000 de dólares.
Cedemos o exportamos más del 70% de nuestra producción y tenemos una de las producciones de energía más limpia del mundo, pero han pasado generaciones de administraciones que no han logrado establecer un sistema de distribución eficaz para una ciudadanía que anhela contar con un servicio digno y satisfactorio.
El expresidente de la ANDE, Víctor Romero, refería que en la era Cartes debieron invertirse 1.200.000.000 dólares en el sistema de distribución, pero solo se invirtieron 200.000.000 por lo que el sistema sigue siendo deficiente y está lejano de cubrir la necesidad.
El padecimiento del común seguirá, lamentos por horas sin energía ya se han anunciado mediante una advertencia hecha a principios de octubre por el propio titular de la ANDE. Y como si fuese poco, se suma la falta de agua que se enlista al duro verano que nos espera.
Como expresamos coloquialmente al reponerse el servicio de electricidad luego de los cortes “ya vino la luz”, nuestro deseo es que venga la luz, sobre quienes nos gobiernan e “iluminados” puedan encontrar una solución definitiva a tan triste e injusto padecimiento.