No me alcanza para ahorrar
En nuestra sociedad paraguaya donde las personas ocupadas llegan al 67% de la población total, o sea unas 3.678.000 personas que se dedican a diversas actividades y oficios en todo el país, es inconcebible y hasta preocupante que solo el 28% de ellas tenga el hábito de ahorrar, esto según estudios de organismos internacionales que realizaron encuestas respecto al tema.
Entre las respuestas brindadas por los encuestados, la mayoría expresa que vive con lo justo y que “sueldo no alcanza” para ahorrar. Estos datos nos muestran que todavía hay una enorme carencia sobre la importancia del ahorro y de la planificación de gastos en los hogares.
Por eso, en el marco de la conmemoración del día internacional del ahorro que celebró el pasado 31 de octubre, se hace más que necesario reflexionar sobre este hábito y la necesidad de instalarlo como una cultura familiar.
Más que cantidad, para que el ahorro se instale como un hábito en uno, se requiere de perseverancia con pequeñas cantidades, y posiblemente de alguna renuncia en gastos que se pueden suprimir en la semana.
Por ejemplo, si me propongo ahorrar G. 2.000 por día, son G. 14.000 en la semana, que equivale al costo de una hamburguesa o una cerveza, y si persevera en la meta, probablemente acumule G. 840.000 en un año, que bien podría destinar a una meta familiar, como matrícula de escuela, reparación del auto, o otras necesidades del hogar. Sin embargo, para llevar a cabo este objetivo, será de gran ayuda hacerse de un plan de gastos, donde se pueden encontrar otros espacios suprimiendo algunas erogaciones innecesarias y que le está restando una buena oportunidad de incrementar su cuota de ahorro.
Existen teorías sobre la formación práctica y de un hábito tarda entre 21 y 66 días; la realidad es que depende de la insistencia, la perseverancia y el interés por mantener el hábito y para eso se necesita tener en claro un objetivo y ponerle un nombre.
Al lograr formar el hábito de acumular pequeñas cantidades, ya no será imposible e un tiempo establecerse metas un poco más ambiciosas, inculcando también a los demás integrantes de la familia, pasando incluso de las alcancías a una caja en el sistema financiero formal (cooperativas, bancos y financieras) que ofrecen distintos tipos de opciones con rentabilidad. En cuanto a la formación de esta práctica en los más jóvenes se hace imprescindible contar con la educación financiera dentro la malla curricular de manera obligatoria.
Finalmente saber ahorrar es fundamental para el desarrollo de la persona. Si lo cultivamos, el mañana podremos conseguir nuestras metas, lograr una buena calidad de vida, mayor prevención, etc. y derribar ese mito del que no me sobre para ahorrar.