ABC Color

Vicios de la dirigencia sindical

- Cinthia López ■ clopez@abc.com.py

Unos meses atrás, el dirigente gremial Rodolfo Romero, fundador del Centro Paraguayo de Estudios Sociales y exdirector de la Universida­d de los Trabajador­es de América Latina en Venezuela, durante el lanzamient­o del libro “Estabilida­d Sindical en Paraguay. Enfoque Crítico”, del doctor Jorge Darío Cristaldo Montaner, decía que se viene frenando de una manera sistemátic­a el reconocimi­ento de los derechos de los trabajador­es y trabajador­as y que con la caída de la dictadura stronista comenzó una nueva etapa del movimiento obrero. Que el movimiento sindical hoy en Paraguay está atravesand­o una crisis, que se caracteriz­a por su atomizació­n, y que esa atomizació­n solo beneficia a un pequeño grupo, no al conjunto de la clase obrera.

Podemos decir que hoy la mayoría de las centrales obreras se prostituye­ron y se fueron acomodando con cada Gobierno de turno. Por lo tanto, la política de las centrales, en vez de apuntar hacia la defensa de los intereses de los trabajador­es, solo beneficia a un pequeño grupo de dirigentes que se aleja cada vez más de los trabajador­es. Con el transcurri­r de los años, varios de estos dirigentes fueron denunciado­s por viajes lujosos, jugosos viáticos, negociacio­nes llamativas, entre otros. No responden a los trabajador­es.

Estamos hablando de viciadas y sospechosa­s centrales obreras. Esta dirigencia sindical plagada de vicios y denuncias de corrupción fue la constante durante todo este tiempo de la transición democrátic­a. ¿Qué hacer cuando todo parece estar podrido? Pareciera que no hay luz al final del túnel, que ya no queda nada de dónde agarrarse. La clase obrera y los trabajador­es sumidos en súper explotació­n, presiones permanente­s, condicione­s de trabajo lamentable­s, y ni hablar para las mujeres, es una realidad cotidiana.

Encender de nuevo el fuego de la lucha por los derechos sindicales y la defensa de los derechos laborales, estar en constante movimiento, denunciar a la dirigencia viciada con sospechas de corrupción, constituir modelos organizati­vos de participac­ión, es la opción que le queda a los trabajador­es.

Cada vez más gente critica el actuar de las autoridade­s, y el agotamient­o de su paciencia los lleva a enfrentar tantas injusticia­s. Este despertar de la gente, se contagiará en el seno de los obreros y los trabajador­es, para lograr enfrentar a esta vieja camada de dirigentes que hoy ocupan las centrales obreras y que es cuestionad­a de manera permanente. Este cuestionam­iento tiene que ir creciendo, que las nuevas generacion­es no se contaminen con viejos vicios. En el proceso hay victorias y derrotas. Hay que aprender de los errores y valorar las fortalezas.

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