Querellas
Lo que está aconteciendo en Mayor Otaño, donde un grupo de estudiantes con sus manifestaciones mantiene en jaque desde hace más de un mes a la administración del intendente Pedro Chávez (ANR, cartista) es una auspiciosa señal de que en diferentes puntos de la República se está dando el despertar ciudadano. Además de un sentido mucho más crítico y exigente con el desempeño de quienes administran la cosa pública.
El grupo de jóvenes nucleados en el centro de estudiantes del Colegio Nacional “Mayor Otaño” literalmente acampó frente al local municipal, pidiendo se investigue al intendente Chávez por el uso, irregular según creen, de unos G. 3.000 millones del Fondo Nacional de Inversión Pública y Desarrollo (Fonacide).
Hace pocos años atrás nadie se hubiese imaginado que en esta comunidad que tiene sus peculiaridades, un grupo de jovencitos se atrevería a desafiar a la “autoridá”. Lo más probable es que hubiesen sido llevados del jopo a la comisaría por “subversivos”, y sus padres severamente amonestados por semejante “falta de respeto” de sus hijos.
Mayor Otaño tiene la muy dudosa reputación de ser asiento de una poderosa mafia de negocios ilícitos de frontera, entre ellos el tráfico de drogas. La ministra de Seguridad de Argentina, Patricia Bullrich, afirmó en una reciente visita a Encarnación, que la provincia de Misiones es por donde ingresa la mayor cantidad de droga a su país. En ese contexto, la ciudad de Eldorado está como el principal punto de ingreso, coincidentemente esta localidad argentina está frente a Mayor Otaño.
En Mayor Otaño, el autoritarismo que impregna a muchos políticos en nuestro país también está presente. La querella del intendente contra el presidente del Centro de Estudiantes, Nelson Maciel, podría ser una evidencia.
Le siguieron sus correligionarios, Leonardo Sánchez (presidente de la seccional colorada) y los concejales colorados Jorgelina Vera y Darío Saenger López. El impulso del ejercicio autoritario y prepotente del poder les lleva a “golpear” al enemigo usando la ley como garrote, antes que someterse al escrutinio ciudadano.