Dos torres de Babel
El próximo día 9 del presente Noviembre celebramos treinta años de la caída del muro de Berlín, símbolo de la tiranía del comunismo de la Unión de las Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y de su desmoronamiento.
La URSS se, mantuvo por el rigor déspota de la dictadura marxista. Con su estrategia de infiltración en otros países de los cinco continentes soñaba que sería dueña del mundo, pero al fin todo fue un sueño fallido de altísimo costo, porque en sus escombros reaparecieron 15 países libres y en, democracia.
La construcción geopolítica de la URSS fue una utopía de tiranos, semejante a la utopía del mito “la torre de Babel”. Como aquella mítica torre y como el muro berlinés, la URSS también se desmoronó.
El mito de “La torre de Babel” está narrado en el Génesis (11,10), libro bíblico escrito por Moisés, según la tradición. El mensaje central del mito es que los seres humanos hablaban todos la misma lengua, vivían unidos y en paz, pero movidos por orgullo, soberbia y ambición de poder quisieron llegar a la altura de Dios, y para lograrlo decidieron construir una torre que llegara al cielo. Dios, enojado por la soberbia humana, hizo que los humanos hablaran distintas lenguas para que no se pudieran comunicar ni entender y consecuentemente al no entenderse no pudieron construir la torre ni alcanzar su objetivo.
Según los especialistas en interpretación de la Biblia, el autor inspirado del Génesis, con este mito quería decirle al pueblo que la ambición exaltada de poder, el orgullo, la soberbia, prescindir de Dios y su proyecto destruyen la unión y la paz, imposibilitan la comunicación y el entendimiento humanos.
A pesar de que fracasó la URSS, esa torre de Babel de Rusia, ahora dos dictadores marxistas (Raúl Castro y Nicolás Maduro), que han hundido a sus países, robando cruelmente los derechos humanos y todas las libertades, promueven otra torre de Babel, la Unión de Repúblicas Socialistas Sudamericanas, llamada también URSS hispana, porque está apoyada por “Podemos”, partido político comunista de España, dirigido todavía por Julio Iglesias y el apoyo del expresidente socialista español, Rodríguez Zapatero, que destrozó la economía española.
En una entrevista de Maduro con, Patín acordaron el plan para imponer el marxismo en toda América, con la participación del Grupo de Puebla, el Foro de Sao Paulo, la República Bolivariana de Venezuela, la República Andina Multiculturalista, la República Multinacionalista de Bolivia; con el apoyo de Cuba , China y Rusia; todos ellos se proponen construir otra mítica torre de Babel.
Si los comunistas de la URSS europea soñaron con dominar el mundo, ahora los marxistas del socialismo siglo XXI sueñan con dominar toda América, incluyendo a Estados Unidos. Tienen motivos coincidentes con los de los actores del mito de la torre de Babel: la ambición de poder, el ateísmo, la soberbia.
Como en el mito, prometen al pueblo lo inalcanzable y lo que nunca dieron, pero obtenida su adhesión lo dominan con el abuso del poder característico de las dictaduras, marxistas; Como en Venezuela, Cuba, Corea del Norte dejan al pueblo en la pobreza, y multiplican el número de pobres con hambre, obligan a emigrar (más de seis millones en Venezuela en tiempo récord), encarcelan a los opositores, asesinan a sus líderes, se apropian mediante leyes las propiedades privadas, censuran toda información, impiden el uso libre del internet, cortan la libertad de educación, etc.
Impresiona observar en la lista de renta per cápita por países según el Fondo Monetario Internacional que Venezuela, con todo su petróleo y riqueza de su naturaleza ha caído al puesto 102 al mismo nivel que Paraguay (10.399 y 10.350 dólares respectivamente). ¿A qué esclavitud y fracaso quieren llevarnos? La URSS como Babel son un mito.
No obstante hay que estar alerta y enfrentar la guerra que el marxismo plantea. No es guerra con armas explosivas. Son otras sus estrategias para debilitar nuestras democracias enfermadas gravemente por la corrupción. El mito no es inocente, es trágico, porque su puesta en escena está borracha de injusticias y de sangre. A la humanidad le bastó experimentar un muro de Berlín, América no quiere otro.