Oscar judicial para el Brasil
Las academias de Artes y Ciencias Cinematográficas deberían darle un Oscar a la justicia de Brasil por el reconocimiento a la investigación que hizo en Paraguay. Le dieron libreto para varias series a Netflix y otras similares que comienzan a abundar en el mundo. Sus guionistas ni siquiera tendrán que esforzarse tanto para tomarse esa licencia histórica que se permite en el cine o el teatro o para agregarle condimentos de ficción. Todo parece real.
Las productoras tendrán que esforzarse para incluir detalles novedosos porque los diarios (impresos y digitales ) publican día a día los detalles de la verdadera tormenta política que se desató desde el martes pasado con la orden de detención para el expresidente de la República del Paraguay Horacio Cartes, quien gobernó desde el 15 de agosto de 2013 hasta el 15 de agosto de 2018 aunque tenía interés de ser reelecto por la vía inconstitucional.
Llama la atención que la justicia de Brasil no esté muy apurado en que un juez paraguayo ordene la detención de Cartes, en base a los argumentos de la fiscalía del vecino país que vinculan al expresidente con el “doleiro” Darío Messer (quien ya está detenido).
Pero los brasileños no dan puntada sin hilo en esta clase de asuntos. Probablemente prefieren, por ahora, que el exjefe de Estado e influyente dirigente del Partido Colorado se mantenga libre pero dentro del territorio nacional. Quizás quieren evitar que esta tormenta repercuta políticamente en el gobierno de Mario Abdo Benítez.
Son apenas especulaciones, haciendo la salvedad que hay independencia de poderes del Estado y la Justicia de Brasil ni siquiera tomó en cuenta la situación interna política del país para decretar la orden de detención. No tendría por qué hacerlo tampoco, desde el punto de vista estrictamente jurídico. Sí se basó en dos pilares: La supuesta protección política de Cartes a Messer y Los negocios “ocultos” que tenían en Paraguay.
A estos dos argumentos se suma uno terriblemente grave: Que ninguna de las instituciones del Estado detectaron un solo dólar de Messer en el sistema financiero. Ni ahora ni antes. Entonces, ¿cómo es posible que los “profesores doctores” del Derecho de la función pública que empapelan las paredes de sus oficinas en el Ministerio Público y en el Poder Judicial con diplomas ni olieron siquiera estas operaciones?
Ni hablemos de altos funcionarios PhD del Banco Central del Paraguay, de Seprelad y/o Hacienda que a diarios en congresos, charlas y entrevistas periodísticas dictan cátedras de cómo manejar la economía nacional. Pero no vieron o no quisieron ver la cantidad de billetes “mojados” que se “alojaron” en algunas casas de cambio y otras entidades financieras. Y si así lo hicieron, no lo denunciaron.
Oportunamente, el viernes pasado se publicó en el diario ABC Color un estudio elaborado por la organización Pro Desarrollo Paraguay que revela que la economía subterránea movilizó en el 2018 unos US$ 16.522 millones, que en proporciones representa el 40,3% del producto interno bruto (PIB) del país. Este nivel se incrementó en comparación al 2017, cuando alcanzaba 38,6% del PIB, según los datos que se dieron a conocer ayer. Cabe señalar que el PGN en el 2018 alcanzó los US$ 11.000 millones y para este año está previsto que llegue a US$ 13.500 millones, destaca la publicación en la sección Economía.
Palabras más palabras menos, somos casi un paraíso fiscal sin mar. Estos números citados confirman lo que siempre sospechamos. Somos una cáscara sin contenido, lamentablemente.
Si a la justicia y la fiscalía de Brasil debemos otorgarle un Oscar, ¿qué se merecen sus pares de Paraguay? Dejo la respuesta a tu cargo.