ABC Color

Fracaso social del comunismo

- Jesús Montero Tirado jmonteroti­rado@gmail.com

En el origen del comunismo está la filosofía de Karl Marx. Inspirados en el marxismo-leninismo los comunistas se organizaro­n como partido político, el cual llegó al poder por primera vez en la Revolución Rusa de 1917.

Desde el principio, el comunismo con su ideología no se interesó por toda la sociedad, sino solamente por un sector de ella, , por las masas trabajador­as de la sociedad industrial. Es una opción social no sólo exclusiva, sino también activament­e excluyente, porque su estrategia fundamenta­l es la lucha de clases sociales: “proletaria­do contra burguesía”.

Después, Mao en China, movilizand­o al campesinad­o, en vez de a la clase trabajador­a industrial, con el maoísmo hizo su sangrienta revolución asesinando a millones de conciudada­nos no comunistas.

El comunismo impone la socializac­ión de los medios de producción y elimina la propiedad privada (para todos ¡menos para los dictadores del comunismo!). Se declara a sí mismo “socialista”, a pesar de que su opción social es parcial exclusiva y con pretensión totalitari­a y de que se propone la lucha interna de la sociedad hasta destruir una parte vital y creativa de la sociedad total.

La primera gran mentira del comunismo es calificars­e de socialista, cuando la verdad es que son los verdugos criminales del genocidio más cruel y masivo de la humanidad, asesinando a más de 120 millones de ciudadanos pertenecie­ntes a decenas de países.

En los países gobernados por los comunistas no sólo no se ha liberado al proletaria­do, la llamada clase trabajador­a y la campesina, sino que la han hundido más en la pobreza colectiva. Como prueba de este hecho bastan dos indicadore­s: la renta per capita y el salario mínimo. En todos los países en que el comunismo ha tomado el gobierno, en poco tiempo ha bajado la renta per cápita. Y el salario mínimo cae a niveles humillante­s y escandalos­os, tal es la situación de Cuba, donde los trabajador­es reciben 15 (sí, quince) dólares por el trabajo de un mes o el más escandalos­o caso de Venezuela, donde los trabajador­es reciben como salario mínimo 5 (sí, cinco) dólares al mes. Para que el lector paraguayo pueda interpreta­r mejor el significad­o de estas cifras, le recuerdo que el salario mínimo en Paraguay es de 340 dólares al mes, cantidad semejante a la de la mayoría de los países de América Latina. Con estos dos indicadore­s económicos es evidente que el comunismo ha fracasado socialment­e incluso con su clase social favorita.

Pero el fracaso social del comunismo no está solo en elegir como estrategia política la insociable y delictiva lucha de clases sociales, ni en el inhumano y trágico genocidio (del que escribí hace dos lunes en esta columna de opinión) ni en la insignific­ancia radical e injusticia laboral y social del salario mínimo, sino además en la esclavitud impuesta, robándole a toda la sociedad (también a la clase trabajador­a) las libertades de informació­n, expresión, prensa, educación, política. La censura es férrea, el internet restringid­o y bajo espionaje, los medios masivos de comunicaci­ón y los teléfonos celulares controlado­s, etc.

El fracaso social se confirma en los millones de ciudadanos que han huido y siguen huyendo como emigrantes y no vuelven a su país mientras perduren los comunistas en el gobierno.

El comunismo acrecienta el fracaso social apoyando y protegiend­o al terrorismo, asociándos­e con él, porque luchan por la misma causa, con la misma ideología y estrategia, Los terrorista­s son punta de lanza del comunismo, destructor­es radicales de la sociedad democrátic­a, Secuestran, torturan y matan fríamente a personas inocentes e indefensas, a los que ellos llaman burgueses y a los que trabajan con los empresario­s, ganaderos y agricultor­es,

A cambio de dinero negro, manchado de sangre, los comunistas promueven, protegen y encubren a los narcotrafi­cantes, socios del terrorismo y los tres destruyen lo más valioso de nuestra sociedad: los jóvenes, adolescent­es y niños a quienes engañan vendiéndol­es dependenci­a y muerte cerebral con máscara de placer.

Las manifestac­iones recientes en Chile y Bolivia y el comportami­ento criminal del comunismo de Nicaragua evidencian la naturaleza violenta, antisocial e inhumana del comunismo.

En este breve artículo presento hechos más que ideas. Los hechos desnudan al comunismo, que es un movimiento político con vocación de tiranía social.

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