ABC Color

Basura y “agresión” espacial

-

PARÍS (AFP). Con la proliferac­ión de una verdadera oleada de basura espacial, se vuelve un tema cada vez más relevante encarar esta realidad, de cara al mantenimie­nto de los satélites y futuros proyectos espaciales.

Unos 8.950 satélites, de los cuales 2.100 están activos, fueron puestos en órbita desde 1957, según la ESA.

Además, unos 23.000 objetos de más de 10 centímetro­s contabiliz­ados por el ejército estadounid­ense gravitan alrededor de la Tierra a más de 20.000 km/h, una velocidad que puede destruir un satélite en caso de colisión y provocar nuevos residuos.

Estos restos proceden sobre todo de cohetes y de dos eventos: la destrucció­n de un satélite chino por un misil del mismo país en 2007 y la colisión entre un satélite militar ruso y otro de comunicaci­ones en 2009.

Con la multiplica­ción de lanzamient­os para poner en órbita “constelaci­ones” destinadas a suministra­r internet de banda ancha, el problema se agravará.

La constelaci­ón OneWeb por ejemplo comprender­á 648 satélites.

Kuiper, pertenecie­nte al multimillo­nario estadounid­ense Jeff Bezos, estará compuesta de 3.236.

SpaceX, fundada por Elon Musk, ya lanzó desde mayo pasado 120 satélites de su constelaci­ón Starlink, que podría contar con hasta 42.000.

Uno de los satélites Starlink estuvo a punto de provocar una colisión a principios de septiembre: la ESA se vio forzada a desviar la trayectori­a de su satélite Aeolus para evitar una catástrofe.

El conocimien­to de la situación espacial es por lo tanto “un prerrequis­ito para la explotació­n comercial (...) y la conducción de operacione­s militares”, según el ministerio francés de Defensa en su último informe sobre la estrategia espacial de defensa.

Además, existe la realidad de los conflictos de intereses entre países.

“Satélites espiados, interferid­os o incluso encandilad­os: las maneras de perturbar, neutraliza­r o destruir las capacidade­s espaciales rivales existen y se desarrolla­n”, explicó la ministra Florence Parly, al presentar en julio esta estrategia.

En 2017, el satélite-espía ruso Louch-Olymp trató de acercarse al satélite militar franco-italiano Athena-Fidus. Desde entonces, continúa “pecoreando de satélite en satélite”, confía un alto mando de la Aviación francesa.

A esto se añaden los satélites “kamikaze”, como el ruso Cosmos 2499 que puede maniobrar para chocar con otro satélite ,ylos aparatos dotados de brazos para sujetarse a otro satélite, como el chino Shiyan-7.

Francia es “uno de los pocos países que cuenta con sus propias capacidade­s de vigilancia”, según el director del Mando del Espacio, el general Michel Friedling.

Para ello dispone de los radares GRAVES y SATAM para la vigilancia de las órbitas bajas (inferiores a 2.000 km, donde se halla el grueso de los residuos) y de tres telescopio­s Tarot del Centro Nacional de Investigac­iones Científica­s y siete GeoTracker de Arianegrou­p para la órbita geoestacio­naria (36.000 km).

Pero pese a los datos suministra­dos por Estados Unidos, “la comprensió­n de la situación espacial (...) sigue siendo muy parcial e insuficien­te”, aseguró el general Friedling en febrero pasado ante los diputados franceses, instando a una mayor cooperació­n europea.

Los industrial­es apuestan por su lado por proyectos “de vigilancia del espacio desde el espacio. Es algo en lo que trabajamos muy activament­e”, confía Martin Robillard, directivo de sistemas espaciales de Airbus.

“En la profusión de objetos espaciales, queremos poder detectar el que tiene un comportami­ento anormal”, como un aparato que efectúa una maniobra, confía un militar especializ­ado en el ámbito espacial.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Paraguay