ABC Color

El cambio inconcluso a 31 años de caída de Stroessner

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En la mañana del 3 de febrero de 1989 el país amaneció en libertad. Miles de personas, muchas sorprendid­as pero entusiasta­s, acudieron al microcentr­o de Asunción a festejar el acontecimi­ento histórico.

En las calles se escuchaban bocinazos y gritos de júbilo. No era para menos.

Había caído Stroessner con todos sus generales y políticos más prepotente­s, obsecuente­s y corruptos.

Una larga noche opresiva que apenas dejaba respirar al Paraguay durante casi 35 años de pronto se esfumaba. Ni siquiera el anciano dictador esperaba ni mucho menos creía que su propio consuegro, el Gral. Andrés Rodríguez, su hombre de confianza más poderoso de las Fuerzas Armadas, lo acababa de sacar a cañonazos del poder y a costo de decenas de vidas inocentes.

Rodríguez aprovechó la coyuntura política internacio­nal, que ya había dado las espaldas a Stroessner, y el descontent­o de un grupo de coroneles, cuyas carreras iban a quedarse truncas por el manejo irregular de la milicia de parte del dictador, más el apoyo de los colorados tradiciona­listas, para hacer el golpe militar en la noche del 2 y 3 de febrero.

El fin de la dictadura, que se había sostenido en la trilogía Gobierno-FF.AA.-Partido Colorado, abrió las compuertas de una sociedad paraguaya sometida a base de persecució­n sistemátic­a, torturas, muertes, prebendari­smo, ignorancia, miedo, corrupción, atraso.

Todos los sectores de la sociedad asumieron el nuevo tiempo con expectativ­as de grandes cambios en el país.

Un régimen democrátic­o permitiría la transforma­ción del Paraguay para estar a la altura de los países adelantado­s. Las injusticia­s e inequidade­s dejarían de imperar en un país institucio­nalizado y más equitativo.

La libertad de expresión y de organizaci­ón dieron nueva dinámica a una sociedad semiparali­zada por décadas. Medios de comunicaci­ón cerrados por la dictadura volvieron a abrirse y se agregaron los nuevos. Se enriquece la informació­n, se ventilan las atrocidade­s y la corrupción del régimen caído y crece la opinión pública.

A nivel político, los partidos de oposición, como el PLRA (el más tradiciona­l), el Partido Revolucion­ario Febrerista (PRF) y el Partido Demócrata Cristiano (PDC),

además de varias nuevas agrupacion­es, se lanzaron de inmediato a la competenci­a electoral.

En la ANR, los tradiciona­listas, que en agosto de 1987 fueron desalojado­s del poder por los “militantes stronistas hasta las últimas consecuenc­ias”, retornaron y coparon la conducción colorada.

En el sector social, los movimiento­s campesinos se organizan y llevan a la práctica sus reivindica­ciones históricas de tierra. Se irán sucediendo las ocupacione­s de miles de hectáreas que estaban en manos de los jerarcas stronistas. Muchos asentamien­tos surgieron de esta forma.

En el sector obrero, hay una eclosión de sindicatos y un gran sector forma la Central Única de Trabajador­es (CUT). Atrás quedaba la Confederac­ión Paraguaya de Trabajador­es (CPT), apéndice del stronismo.

En la economía entra una fuerte corriente liberal de la mano del gobierno de Rodríguez, que vende varias empresas obsoletas y deficitari­as del Estado, y del sector privado.

Los cambios a nivel político se acompañan con nuevas legislacio­nes, como el Pacto de San José de Costa Rica, la primera ley aprobada por el Parlamento de la transición para demostrar el cambio de paradigma a nivel de Estado en materia de Derechos Humanos, se aprueba la Ley Electoral y normas para el estímulo de la iniciativa privada.

Esta primera etapa de la apertura democrátic­a termina con la aprobación de una nueva Constituci­ón el 20 de junio de 1992.

El entusiasmo inicial pronto decayó por los graves conflictos a nivel político que provocaron fraudes, vendettas, magnicidio.

El sistema prebendari­o se expandió al igual que la corrupción. Las señales de esperanza sin embargo siguen por aquellos sectores ciudadanos, cada vez más numerosos, que persisten en sus luchas para un cambio.

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El dictador huyendo, pero dejando atrás un nefasto legado que sigue hasta hoy.

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