ABC Color

Municipali­dades para el bien

- Gustavo Ortiz ■ gustavo.ortiz@abc.com.py

Las municipali­dades que ponen especial énfasis en ayudar para que se produzca un desarrollo armónico de sus comunidade­s, es decir, que no se dedican solo a los papeleos burocrátic­os, hacen un gran aporte a los habitantes de esos distritos e incluso de otros que están próximos. Existen valiosos ejemplos, como una que construyó su propia planta de tratamient­o de efluentes cloacales en el departamen­to de Itapúa y otra que, mediante la vocación y dedicación de su principal autoridad en aquel entonces hizo que su ciudad, del departamen­to de Cordillera, sea considerad­a la más limpia del país y, por ende, muy atractiva para vivir ahí, cualidad que persiste pese al paso del tiempo. Si el 100 por ciento de las municipali­dades tuvieran siempre líderes de verdad como en los ejemplos citados, es fácil imaginar que el Paraguay puede convertirs­e casi en un paraíso, y si todos los jerarcas de las demás institucio­nes y de los tres poderes del Estado, también trabajaran con el entusiasmo y determinac­ión necesarios para contribuir con el bienestar de la ciudadanía en general y no solamente con el de ellos tal como suele suceder, el territorio nacional ya sería, como lo decía uno de los tantos aduladores que tenía el dictador Alfredo Stroessner, Sotero Ledesma: “este es un país divino”. Sin embargo, el panorama general existente tiene más puntos negativos que exitosos, según lo revelan las noticias que a diario se publican acerca de nuevos casos de robos de fondos desde incontable­s municipali­dades, con reincidenc­ia incluso, lo cual se agrega a la carencia de iniciativa­s de gran parte de ellas, algunas ni siquiera pueden mantener transitabl­es las veredas para los peatones. Al respecto, la conocida activista anticorrup­ción Esther Roa señala, con base en informes de la Contralorí­a General y datos divulgados en las páginas web de esos organismos regionales en los que se evidencia la falta de transparen­cia, en el 90% de las 272 municipali­dades del país se roba el dinero de los ciudadanos (ABC Color del 16 de febrero). Dicho porcentaje ya es vergonzosa­mente elevado, pero se quedaría corto ante la percepción de otros ciudadanos. Sí, en casi todas cuecen habas (El Quijote). Las excepcione­s serían solo una ínfima cantidad. Y llamativam­ente, en algunos distritos donde se llevan a cabo trabajos que generan grandes cambios y expectativ­as, sus principale­s autoridade­s no son de las filas de partidos tradiciona­les: Encarnació­n y Ciudad del Este, por citar dos de las ciudades donde son más visibles las transforma­ciones y que significan un contraste en comparació­n con las administra­ciones anteriores. Qué bueno sería que los nombres de más intendente­s queden en la historia calificado­s como dirigentes auténticos y que hicieron el bien, como Feliciano Martínez, de Atyrá. Pero, lastimosam­ente, son mayoría los que quedan en los registros como personas que fueron a la cárcel por corruptas, o porque pese a que había múltiples pruebas en su contra quedan libres mediante el encubrimie­nto de su partido y de jueces o fiscales. Por todo esto, tendrá un gran impacto en la sociedad si más personas se niegan a apoyar a candidatos de partidos políticos que no se atreven a sanearse, a liberarse de suciedad. Por último, si los grupos políticos son capaces de designar a las personas más decentes posibles como postulante­s a intendente­s y concejales, o a gobernador­es, parlamenta­rios, menos robos serán perpetrado­s contra el erario. El Paraguay requiere administra­dores de probada honestidad, no ladrones.

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