Buscan justificar la distribución asimétrica de los beneficios de Itaipú
“En casi 36 años de operación, Itaipú cubrió el 85% de la energía eléctrica del Paraguay”. “Además de energía, Itaipú aporta en recursos el equivalente al 30% de la recaudación tributaria”. ¿Pretendían Hugo Zárate y Fabián Domínguez concienciar a sus compatriotas ante la inminencia del 2023?
El primer caso que hoy pretendemos examinar es el título de la información que las oficinas paraguayas de Itaipú subieron a su página web el lunes 17 de este mes, elaborada con las declaraciones del superintendente de Operación de la Dirección Técnica de Itaipú , Ing. Hugo Zárate.
El segundo corresponde a otro material informativo, elaborado con las declaraciones de Fabián Domínguez, director financiero de la binacional, disponible desde ayer en el sitio web de las oficinas de Itaipú.
¿Se limitaba la intención de los dos altos funcionarios paraguayos de Itaipú a brindar esa información a sus connacionales?
Un análisis de estos discursos, incorporando el contexto en el que se encuentra el pueblo paraguayo: la inminencia de la “revisión” del Anexo C del Tratado de Itaipú incentiva a concluir que solo pretendían construir otro dique, en este caso ya no para contener las aguas del río Paraná, sino en la conciencia de los paraguayos que, en los casos más inofensivos, empieza a preguntar, con insistencia, acerca de las causas de la gran asimetría que favorece al Brasil a la hora de distribuir sus beneficios.
Los índices del éxito de Itaipú, especialmente en lo atinente a la producción, son indiscutibles, pero que un técnico paraguayo se limite a informar, el día en que la central binacional batió el récord de los 2.700.000 GWh, casi con grandilocuencia, que en esos 36 años Itaipú cubrió el 85% de la demanda del mercado eléctrico nacional, es apenas una media verdad.
Esa información podríamos reformularla sin distorsión alguna: que bastó el 7,8% de esa producción para cubrir el 85% de las necesidades paraguayas.
Digamos de paso que el índice de aprovechamiento del mercado paraguayo de la energía de Itaipú “en casi 36 años de operación” se pudo conocer gracias al seguimiento, mejor vigilancia, de fuentes técnicas extraoficiales y que no es un mérito imputable a la “transparencia” de la entidad binacional, cuyos decibeles de propagación aumentaron considerablemente en los últimos años.
En otras palabras, si entre 1984 y de 2020 Itaipú generó 2.700.000 GWh, el Paraguay, copropietario por partes iguales de la central y de su producto, solo pudo aprovechar 210.600 GWh, entonces ¿qué pasó con los 1.139.300 GWh que debieron corresponderle según el Art. XIII del Tratado.
“Cedió al Brasil y fue compensado por la cesión”, responderán, especialmente los paraguayos de 60 Hz. Ni en esto hubo sinceridad, porque hasta hoy no ponen a la consideración del soberano todos los datos concernientes a esa operación.
Recordemos que el valor de nuestra compensación desde el 2011 ronda los US$ 9/MWh; antes estuvo en US$ 3, e inclusive menos.
El 30% de...
Pasemos a la suma equivalente al 30% de la recaudación tributaria interna que destacó a su turno el nuevo director financiero de la entidad, Abog. Fabián Domínguez, alrededor de US$ 700 millones por año.
Recordemos que el ingreso genuino de nuestro país por la “exportación” de su energía al Brasil es la compensación por cesión, que los otros beneficios son igualmente pagados al Brasil.
Domínguez admite que del presupuesto total de Itaipú, de US$ 3.200 millones, “la mitad es de Paraguay”, en rigor es el costo de servicio de electricidad de Itaipú, y que si algún lucro hay es porque lo disimularon con otro título o categoría.
El especialista paraguayo-norteamericano Miguel Cartes investigó el lapso 1985-2018 de Itaipú y descubrió en esos 33 años nuestro país recibió US$ 5.500 millones en concepto de compensación, y que si vendía en el mercado mayorista del Brasil hubiera recibido US$ 48.300 millones, US$ 79,9 millones con precios equivalentes del petróleo, etc.
Entonces, si cotejamos estas cifras con los US$ 700 millones por año de los que se jactó Domínguez, una conclusión cae por su propio peso, y estrepitosamente: los gobiernos paraguayos de turno en Itaipú se conformaron con propinas y con sus suculentas coimas.
Ramón Casco Carreras