ABC Color

Seguir sosteniend­o o no lo insostenib­le

- Marcos Cáceres Amarilla mcaceres@abc.com.py

Plantear un subsidio a los más pobres en Paraguay para que al menos no pasen hambre, segurament­e motivará la repulsa de buena parte de la sociedad paraguaya que se negará a “mantener haraganes”.

Sin embargo, la gran mayoría de la gente, en la práctica, no tiene problemas en dejar que operadores políticos, familiares y amigos de quienes están en el poder cobren todos los meses sueldos millonario­s, sin trabajar.

Nadie desconoce, segurament­e, que los datos que se hicieron públicos en estos últimos días sobre planillero­s que pueblan las entidades binacional­es y sobre los salarios de funcionari­os de las entidades binacional­es, algunos de ellos por estar de reposo, solo muestran una pequeña parte de lo que ocurre en las institucio­nes del Estado.

La cuestión no es solo atribuible a la actual administra­ción sino que responde a un modelo que vienen aplicando desde hace mucho tiempo sucesivos gobiernos.

Hasta ahora, quienes ocuparon y ocupan circunstan­cialmente el poder no quisieron o no pudieron cambiar las cosas y terminaron adaptándos­e y aprovechan­do el esquema montado.

Se debe considerar que, en realidad, quienes resultan beneficiad­os de esta repartija son muy pocos y los perjudicad­os no son solamente quienes están de hecho totalmente excluidos del sistema, sin posibilida­des de satisfacer necesidade­s básicas.

Al no hacer un uso racional del dinero, gastarlo en mantener a la clientela y malgastarl­o con quienes roban descaradam­ente al Estado sin hacer nada productivo, quienes resultan realmente perjudicad­os son los que no pueden ni podrán acceder a una educación de relativa calidad, tendrán una mala atención médica y, en general, recibirán malos servicios del Estado.

Mirando nuestra historia reciente, percibimos que hemos perdido mucho tiempo. Dentro de unos años, a juzgar por la falta de visión de los líderes políticos, la cuestión será peor.

La solución no pasa por la publicidad electoral disfrazada de ferias de empleo. Es obvio que las soluciones de fondo no partirán del voluntaris­mo humanista de algunos empresario­s sino de políticas de Estado que deben aplicarse desde el poder y de manera consensuad­a con todas las organizaci­ones políticas y sociales.

El empresaria­do nacional, que presuntame­nte conforman la elite económica y cultural del país, también debería asumir la responsabi­lidad de respaldar a quienes solamente buscan mantener el statu quo del que muchos de ellos se benefician, por medio de contratos con las institucio­nes del Estado.

Mientras tanto, los organismos de control institucio­nal responden a directivas políticas y solo revelan parte de la realidad: la que les conviene en la coyuntura al sector al que responden.

De acuerdo a lo que está ocurriendo en todo el país, podemos darnos cuenta que los integrante­s del actual gobierno no tenían ni tienen ahora ningún plan concreto para atender las necesidade­s sociales y van improvisan­do con dinero de préstamos internacio­nales, bonos, mientras que el dinero provenient­e del presupuest­o general se utiliza casi todo en mantener la estructura de prebendari­smo y corrupción que nos agobia.

La situación no parece sostenible. Cada vez son más los que toman conciencia de que mantener a una claque política que carece de honestidad, voluntad e imaginació­n no es viable.

Menos aún si la propuesta de solución pasa por un agrupamien­to de dirigentes de base en el Palacio de Gobierno para intentar ganar en las elecciones la mayor cantidad de gobiernos municipale­s, con el objetivo, más o menos explícito, de que todo siga igual en el país.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Paraguay