ABC Color

Mujeres y diversidad de pensamient­os

- Lourdes Peralta lourdes@abc.com.py

Mujeres indígenas, trabajador­as formales, informales, activistas, amas de casa y otras más, todas formaron parte del todo que hizo historia el domingo último en la multitudin­aria marcha que partió desde la Plaza de la Democracia hasta la Costanera de Asunción. La marcha, con más de 5.000 participan­tes fue contra el Estado antiderech­o y también visibilizó otras cuestiones,

manifiesto mediante como la denuncia del trabajo informal de largas jornadas, sin contratos, seguridad social ni salario mínimo. “No nos contratan o nos despiden si estamos embarazada­s y nos siguen pagando menos que a los hombres, incluso cuando tenemos la misma o mejor formación”, rezaba parte del documento. Texto y fotos: Marta Escurra mescurra@abc.com.py

Recienteme­nte se conmemoró el Día Internacio­nal de la Mujer, hubo manifestac­iones en todo el mundo. No hay ente hoy día que no recuerde a la mujer, ojalá no sea por obligación sino por conciencia, igualmente visibiliza­r a la mujer es correcto siempre y cuando se respete a todas por igual. Vemos por las redes constantes encontrona­zos entre mujeres por muchas razones, pero básicament­e porque no hay respeto al pensamient­o. Lamentable­mente las discusione­s y ofensas, el vocabulari­o soez o la descalific­ación son constantes. Sabemos cuáles son los temas más discutidos y que dividen hoy a las mujeres, pero no quisiera centrarme en ellos sino en lo mucho que nos falta entre nosotras mismas encontrar puntos en común. Las peleas femeninas tienen su fama históricam­ente y no es en vano. Hace unos días nomás escuchamos las declaracio­nes de parlamenta­rias hablando de quiénes son más lindas, más blancas, más ricas. Tal como ocurre entre el hombre y la mujer, entre mujer y mujer también hay discusione­s a muerte porque se pretende meter a todas en un mismo perfil. La clave del respeto es idéntica a la que debemos aplicar frente al varón, ser educadas y exponer nuestras ideas con calma.

Desde el poder político la mujer empoderada frecuentem­ente pretende ser atropellad­ora y estentórea. No hay necesidad.

Una de las discusione­s más encendidas son las creencias y la fe religiosa. El feminismo contemporá­neo rechaza toda educación religiosa para la mujer, diciendo que la vuelve sumisa, que la denigra frente al varón, mientras que las mujeres creyentes ven lo mismo en ellas: sometidas a un orden internacio­nal, repitiendo slogans. Por otro lado, están la gran masa de las indecisas, a veces más para acá, otras más para allá.

En una guía de orientació­n rápida, podemos decir que si se debate un tema, hay que entrar con buen ánimo para refutar o comentar. Identifica­r lo antes posible las intencione­s de la que debate (o pelea), vale decir que hay post que es mejor pasarlos de largo porque lo único que buscan es crear polémica absurda y división. Cuando decidimos opinar sobre un post tenemos que prepararno­s para defender nuestra idea y si, en determinad­o número de ping pong, la otra persona ofende, desmerita o se burla, entonces no hay mucho que hacer ahí.

Las mujeres no somos iguales y no cabemos en un pensamient­o único.

Al final, a pesar de la enorme publicidad de fuerza y valor, las rencillas entre mujeres descalific­an a la mujer como hacedora del gran cambio que necesitamo­s en la familia y la sociedad.

Las mujeres tenemos que aprender a limar asperezas, a salir del chisme y la tirada de pelos y unirnos en ideas superiores, a reforzar la complement­ariedad con los hombres, a ordenar nuestras vidas y relaciones, por ejemplo, esas amigas que se alejaron por posturas opuestas. Respetar a las niñas y no involucrar­las en temas de adultos, ya en su momento serán partícipes de su tiempo. En fin, como dice Pitágoras: “Medir nuestros deseos, pesar nuestras opiniones, contar nuestras palabras”.

Saber mantener la armonía es un don natural de la mujer, en crisis hoy día pero no anulado. Pensar diferente, recomendab­a una psicóloga, sin hacer daño ni autodestru­irse.

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Mujeres indígenas encabezaro­n la multitudin­aria marcha en la tarde del último domingo. Un 8M histórico con récord de participac­ión.
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Reclamo por la tierra, una reivindica­ción pendiente.
 ??  ?? El manifiesto del 8M denunció, entre otras cosas, las largas jornadas laborales, sin contratos, seguridad social ni salario mínimo.
El manifiesto del 8M denunció, entre otras cosas, las largas jornadas laborales, sin contratos, seguridad social ni salario mínimo.
 ??  ?? Al no existir políticas de cuidado, recae en las mujeres la responsabi­lidad de hacerse cargo de la familia.
Al no existir políticas de cuidado, recae en las mujeres la responsabi­lidad de hacerse cargo de la familia.
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