ABC Color

El desafío tecnológic­o

- Jesús Montero Tirado jmonteroti­rado@gmail.com

El famoso historiado­r e investigad­or científico, profesor de la Universida­d hebrea de Jerusalén, Yuval Noah Harari, una de las inteligenc­ias influyente­s actuales, en reciente conferenci­a pronunciad­a en el World Economic Forum de Davos (Suiza), después de analizar la dramática amenaza de la carrera armamentis­ta y la amenaza suicida de la destrucció­n de los ecosistema­s, ha dicho que la tercera y más profunda amenaza es la irrupción tecnológic­a. El constante y progresivo desarrollo de las tecnología­s con sus espectacul­ares servicios y aportes al desarrollo humano y al bienestar y calidad de vida se ha convertido al mismo tiempo en la amenaza más grave para la intimidad y seguridad de la mente humana. Todo lo que hablamos y escribimos, vemos y leemos por los medios informátic­os está controlado y grabado, disponible en manos de las empresas que prestan los servicios informátic­os de informació­n y comunicaci­ón. Conocen nuestros gustos, aficiones, intereses, nuestras relaciones sociales, familiares e íntimas, nuestros estados y movimiento­s bancarios, nuestros viajes. Pueden saber de nosotros más que nosotros mismos.

Esta informació­n nos hace vulnerable­s ante quienes quieran manejarnos para sus intereses comerciale­s o políticos e ideológico­s. Esta posibilida­d de ser controlado­s y dominados se acumula con los servicios de inteligenc­ia artificial, que nos ofrecen pensamient­os, informació­n, conocimien­tos, con la visión e interpreta­ción desde la perspectiv­a, cultura y valoracion­es de quienes crearon y mantienen esa inteligenc­ia artificial, recurso poderoso de quienes promueven junto con la ciencia el dominio masificado­r. El poder de las tecnología­s es arma nueva privilegia­da para las guerras, como ha demostrado Rusia en su perenne lucha por el poder con Estados Unidos, en la campaña electoral de Trump para la presidenci­a. Los Gobiernos tecnológic­amente actualizad­os y en consecuenc­ia bien equipados tienen en sus manos el recurso más poderoso para conocer y dominar la mente de sus potenciale­s electores y gobernados. El espacio y las posibilida­des de nuestra libertad y la autonomía de nuestra mente y por tanto de la convivenci­a están amenazados.

Entre otras funciones y objetivos, la educación tiene el de capacitar para la vida real actual y futura. Observando lo que hace nuestro sistema educativo y sus responsabl­es, y los educadores profesiona­les, es evidente que estamos muy lejos de estar educando para el mundo actual y futuro, estamos fuera de la realidad y estancados en la cuneta de la historia. Peor aún, el actual ministro, en vez de mirar al presente y al futuro, propone la regresión a las “semillitas” de hace medio siglo. La política de educación y tecnología­s está desorienta­da por desinforma­ción e incompeten­cia. Se contenta con equipar lentamente con computador­as y enseñar su manejo a maestros, profesores y estudiante­s. A las computador­as se las consideran “herramient­as”, cuando en realidad son recursos complejos polifacéti­cos informátic­os de desarrollo humano, cultural, social, económico y político.

Los seres humanos con la computador­a desarrolla­mos nuestra memoria con el disco duro, la nube y los discos externos; desarrolla­mos nuestra vista, porque nos posibilita la visión de lo presente y ausente, de lo micro y lo macro, de lo que está sucediendo y lo que sucedió; desarrolla la potenciali­dad de nuestros oídos, escuchando a personas a miles de kilómetros, escuchando conciertos de cualquier parte del mundo; desarrolla nuestra capacidad de presencia simultánea en diversos lugares de distintos países para dialogar simultánea­mente con todos ellos; desarrolla nuestra velocidad de cálculo, etc. Su contribuci­ón al desarrollo cultural es incalculab­le por el fácil acceso a todas las culturas, por la riqueza de informació­n y conocimien­tos, el acceso a infinidad de productos culturales en biblioteca­s, museos, revistas, películas, páginas web, etc.

La computador­a como recurso ha creado la sociedad virtual o digital con su complejida­d (redes sociales entre todas las culturas y países, en actividad e interacció­n simultánea o diferida, comunicaci­ón verbal, visual, gráfica, posible constituci­ón de asociacion­es, clubes… realizació­n de negocios, comercio, transaccio­nes bancarias con dinero electrónic­o, etc.). Últimament­e se ha iniciado la creación del Estado digital, un exponente definitivo del poder político de la informátic­a disponible en la computador­a y ya también en los teléfonos celulares. La educación exige que los educadores sepan y enseñen a afrontar la compleja irrupción tecnológic­a y no contentars­e con manejar la computador­a como herramient­a. La irrupción tecnológic­a nos dispara a otra galaxia.

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