ABC Color

Diálogo y cinismo

- Danilo Arbilla daf@adinet.com.uy

Será muy duro hablar de cinismo cuando uno considera la actitud de quienes desde el lado del chavismo hablan de soluciones por la vía del diálogo y continúan dando tiempo al régimen dictatoria­l venezolano. El caso del Papa Francisco en momento crucial; la tarea que cumple Rodríguez Zapatero y que ahora oficializa el gobierno de Pedro Sánchez; las tesituras asumidas por México con el retorno del viejo priismo modernizad­o por AMLO, o por el kirchneris­ta Alberto Fernández, en continuo desvarío, o por el Frente Amplio uruguayo con el hasta hace unos días presidente Tabaré Vázquez, o por algunos cuantos comedidos y pavos reales que se “anotan” como conciliado­res.

Yo qué sé. Veamos lo que dice el diccionari­o. Cinismo: actitud de la persona que miente con descaro y defiende o practica de forma descarada, impúdica y deshonesta algo que merece general desaprobac­ión.

¿Muy duro? Veamos las últimas noticias. El informe del Departamen­to de Estado de los EE.UU. denuncia violacione­s a los derechos humanos en Venezuela y habla de “ejecucione­s extrajudic­iales” y “torturas por las fuerzas de seguridad”.

Pero para evitar suspicacia­s limitémono­s a la actualizac­ión del informe de la Alta Comisionad­a de las Naciones Unidas para los derechos humanos. “Mi oficina sigue recibiendo denuncias de tratos crueles a los presos” dice su titular, la expresiden­ta socialista de Chile Michelle Bachelet.

Afirma que continúan la violencia y el acoso por parte de las fuerzas de seguridad y simpatizan­tes del gobierno contra los disidentes, parlamenta­rios de la oposición y “la población que se manifiesta pacíficame­nte”. Más de una decena de periodista­s agredidos, restriccio­nes a la libertad de prensa y la libertad sindical. Se actualiza en el informe la cifra de 4,9 millones de venezolano­s que han abandonado el país y de 2,3 millones que “se encuentran en insegurida­d alimentari­a severa”. Esto es, que tienen hambre.

Ya en el documento, que se elaboró a petición del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas y fue dado a conocer en julio del año pasado, se afirma que en el último decenio –y especialme­nte desde 2016– el régimen de Maduro y sus institucio­nes han puesto en marcha una estrategia “orientada a neutraliza­r, reprimir y criminaliz­ar a la oposición política y a quienes critican al Gobierno”.

Y hay que sumar la cifra terrorífic­a: 6.800 muertos.

Mientras tanto en la ONU votan a Venezuela para integrar su Consejo de Derechos Humanos. Así, como suena: Venezuela es uno de los 47 miembros de ese cuerpo.

¿Será muy duro el calificati­vo?

Por su parte, el requerido Diosdado Cabello, hombre fuerte del régimen, dijo que Bachelet “está inhabilita­da moralmente para hablar de Venezuela, para hablar de derechos humanos, cuando ella calla lo que pasa en Chile”.

¡Y hay quienes hablan de dialogar con semejante animal!

¿Qué tipo de negociació­n con un propósito de volver a la democracia y de restableci­miento de las libertades se puede encarar con Cabello, con Maduro, con los militares enriquecid­os –muchos también requeridos– que los sostienen, y con los cubanos que mandan?

Ni con el plan más generoso y amplio parece que sea posible hablar, dialogar, llegar a algo con el chavismo. Y ni qué hablar si se antepone la condición de “verdad y justicia”. Deberían ir presos todos los actuales popes y mandamases del régimen dictatoria­l venezolano.

Un tema nada fácil. Mientras queda la interrogan­te planteada: ¿resulta muy duro hablar de cinismo?

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