Falsa información, una epidemia en la pandemia
Teorías de conspiración, tratamientos inapropiados o consejos falsos de prevención; la propagación relámpago de informaciones falsas de todo tipo sobre el nuevo coronavirus perjudica la lucha de las autoridades para frenar la pandemia.
PARÍS (AFP, EFE). Ya en febrero, la Organización Mundial de la Salud (OMS) alertó sobre la “infodemia masiva” que rodeaba al covid-19, es decir, una sobreabundancia de informaciones que no son verdaderas o exactas.
“Las mismas informaciones falsas aparecen en Asia, Europa, Estados Unidos y América Latina a pocas horas de diferencia”, explica Cristina Tardaguila, directora asociada de la red internacional de factchecking (chequeo de hechos, que desmiente o aclara informaciones falsas o erróneas) IFCN, cuyos miembros, presentes en 45 países, comparten sus artículos.
“Hemos ganado batallas”, con afirmaciones falsas que han dejado de circular, asegura Tardaguila, “pero estamos perdiendo la lucha vinculada con los falsos tratamientos y las falsas prevenciones”.
Porque, a falta de un tratamiento médico contra el coronavirus, los falsos remedios, las falsas recomendaciones, los números de emergencia falsos y las pruebas de detección falsas se multiplican por las redes.
Usar fuentes calificadas
Las plataformas, duramente criticadas, se ven obligadas a actuar para romper la viralidad de la información falsa y a presentar información procedente de fuentes autorizadas, como los centros de control de enfermedades y la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Google es la fuente más consultada en el marco del coronavirus, y da prioridad a la información publicada proviene de la OMS.
Facebook se movilizó en varios frentes, como la valorización de la información proporcionada por las fuentes competentes, la lucha contra la propagación de contenidos nocivos (publicidad para los supuestos remedios, información falsa) y el apoyo a los servicios de salud con fondos y herramientas informáticas.
En Whatsapp circulaban numerosos mensajes de “investigadores” o de “personas en contacto con el gobierno”, o todo tipo de videos y audios de cualquiera, que dice cualquier cosa, y la gente comparte y reenvía irresponsablemente todas esas cosas, sin hacer ningún esfuerzo por confirmarlas.