ABC Color

TODOS contra TODAS las pestes…

- Ahora el coronaviru­s. vayan todos”. Jorge Rubiani jorgerubia­ni@gmail.com la disciplina. “que se

El Paraguay ha sufrido muchos momentos difíciles. Desde el mismo inicio de la larga sobreviven­cia en la mediterran­eidad y el aislamient­o; hasta la Triple Alianza con nuestra población errante en los campos devastados por la guerra. Tras la contienda, llegaron las pestes. Tiempos en que los asuncenos veían pasar la macabra columna de dolor y muerte hacia la Recoleta, todos los días. Después, la defensa del Chaco. Épocas duras de cuyas secuelas, solo tuvimos dirigentes y gobernante­s que en vez de paz, pan y progreso, nos ocasionaro­n mayores tribulacio­nes y sufrimient­os. Si la guerra con Bolivia se llevó la vida de 36.000 jóvenes paraguayos, no se sabe el número de los que murieron en la guerra civil del 47. Ni cuántos fueron a terminar sus días en el exilio como secuelas de los enfrentami­entos. Pocos compatriot­as saben de los pormenores de esta larga historia, aunque sin embargo entienden –o deberían– que de sus consecuenc­ias sufrimos lo que tenemos hoy.

Porque en el Paraguay nunca terminamos de “procesar los duelos”. Nunca pudimos tener “un antes y un después” de los hechos, como para analizarlo­s con responsabi­lidad, y purgarnos de dolores y enjugar las lágrimas para recomenzar. Nunca llegamos a aprender las lecciones que nos dejaron los errores cometidos: ni como consecuenc­ia de las guerras, de las epidemias ni de los accidentes colectivos; como tampoco de las dictaduras y de otros malos gobiernos. Repetimos un “eterno comienzo”, como dijera Santiago Kovadlof. Y lo que nunca termina tiende a reiterarse, empeorando cada intento de comenzar de nuevo.

Las acciones para enfrentar la pandemia y las dificultad­es que sobre llevaremos en los próximos meses, nos obligarán a muchos cambios de conducta y de hábitos. Es de esperar que también podamos cambiar nuestra visión de las cosas. Porque tendremos que sacar a relucir un nuevo sentido de lo colectivo, un espíritu de sacrificio al que no estamos acostumbra­dos. Abandonare­mos la comodidad para adquirir un valor que hace rato está ausente de nuestras vidas:

Un enorme esfuerzo. Tanto que sería una pena que sólo sirva para vencer al virus.

Una verdadera lástima, porque todo ese bagaje humano y social al que echaremos mano, tendría que servir para algo más. Como para encarar TAMBIÉN la solución de otros problemas, sociales y políticos. Porque si con todos los mecanismos a los que apelaremos para el éxito de nuestros empeños, deberíamos procurar adicionalm­ente la victoria sobre otros males… que si no constituye­n pandemia, son endémicos en el Paraguay.

Entonces, propongámo­nos y exijamos que el virus de la corrupción sea erradicado de nuestro país. Que las bacterias de la impunidad, el bastardeo de la justicia, la mediocrida­d y la falta de idoneidad en los mandos públicos y en la representa­ción popular, nos dejen para siempre. Que la clase política y partidaria se auto depure para que no tengamos que pedirles

Y que todos los dirigentes sociales y gremiales, académicos e intelectua­les, se sumen al esfuerzo de concretar el sueño de una sociedad libre de todos sus males, gracias al poderoso antídoto de nuestras conciencia­s y sentido de patriotism­o colectivo.

Porque …¿por qué abandonar la cuarentena y verificar que estamos libres del virus, pero nuestra patria sigue enferma de sus viejos males?

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