Ante los cambios en la sociedad
Hay consenso universal en que las sociedades están cambiando profunda y aceleradamente; en consecuencia, también hay acuerdo mundial en que por eso mismo la educación necesita cambios urgentes, porque educar es capacitar para la vida presente y futura en el contexto de la cultura de la comunidad en que viven los educandos.
Nuestro sistema educativo está estancado ante el jet de la historia posindustrial y posmoderna. Toda generación, todos los niños y jóvenes tienen derecho humano fundamental, garantizado por la Constitución Nacional, a una “educación de calidad” actualizada y proyectada a su futuro. Es difícil entender el silencio, la pasividad y permisividad de los padres, primeros responsables de la educación de los hijos ante la pésima calidad que ofrece nuestro sistema educativo. Llegará el día en que los niños y jóvenes de hoy pedirán y exigirán cuentas de esta irresponsable desidia de los padres.
Hay que abrir los ojos para tomar conciencia de que son muchos los factores inevitables que están provocando los cambios de las sociedades. Sin duda las nuevas tecnologías, los descubrimientos científicos, la movilidad, la aceleración de los tiempos e incluso la crisis de las grandes religiones son factores determinantes.
Los torrentes caudalosos cotidianos de información, accesible, en directo y diferido, por ejemplo, las comunicaciones interpersonales y múltiples en redes, la extensión planetaria de nuestras relaciones, la facilidad de compartir películas que nos ayudan a contemplar la vida humana en profundidad, los contactos e intercambios interculturales frecuentes, etc., llenan nuestros cerebros y corazones de un cosmos humano exuberante radicalmente diferente al de nuestras anteriores relaciones reducidas a las relaciones familiares y sociales limitadas y cercanas. La influencia de este nuevo cosmos es fecunda en potencial de cambios no solo por la pluralidad cultural, sino por los procesos psicológicos que poco a poco y sutilmente revolucionan nuestros pensamientos y modos de pensar, nuestra cosmovisión, nuestras inquietudes y hasta nuestras conductas.
Quizás mayor influencia en los procesos de cambio en la sociedad están teniendo los descubrimientos científicos en los campos de la biología, la ingeniería genética y la neurología con el desarrollo del potencial de la mente, junto con los progresos sobre la inteligencia artificial. Basta aludir a las consecuencias que está teniendo la conquista de la longevidad con la generalizada prolongación de la vida para comprender que los cambios son la realidad.
Pero hay que recordar que si los cambios en las sociedades afectan a los adultos, su impacto en los niños es sustancial y radicalmente definitivo, porque en ellos no hay cambio, lo que para nosotros, los adultos, es cambio, para ellos es lo primero y lo único porque todavía no tienen un antes.
Solo he acudido a evidentes y parciales ejemplos de dos fuentes de factores que influyen en cambios de la sociedad. El catálogo de fuentes y factores es mucho más nutrido e impresionante, además de ser coyuntural, porque la producción de fuentes y factores de cambios está empezando: lo que viene es vivir en el cambio.
Precisamente ahora estamos viviendo una dramática novedad inesperada y globalizada. El coronavirus ha puesto en jaque a la humanidad. No será jaque mate, pero está matando a muchos hermano de nuestra familia humana y descomponiendo componentes básicos de nuestros sistemas.
La educación también padece las consecuencias de los contagios. En este momento, 112 países han cerrado sus escuelas y universidades. 850 millones de niños y jóvenes (la mitad de la población estudiantil mundial) están en paro forzoso con sus miles y miles de profesores.
Los países con sistema educativo y profesionales de la educación actualizados están acogiendo rápidamente la propuesta de la Unesco para esta coyuntura: ofrecer la educación a distancia (online) o por televisión o radio. ¿Y nosotros?
Los niños y jóvenes de hoy vivirán una sociedad cambiante. Existirán recursos para desarrollar extraordinariamente las potencialidades de sus cerebros y la infinidad de sus funciones, las ofertas de servicios de inteligencias artificiales y robots estarán en el mercado, etc. ¿Podrán hacer algo y ser alguien con la educación que están recibiendo? “La responsabilidad de la educación es de la sociedad y en particular recae en la familia, el municipio y el Estado” (Art. 75 CN).