ABC Color

Ante los cambios en la sociedad

- J. Montero Tirado jmonteroti­rado@gmail.com

Hay consenso universal en que las sociedades están cambiando profunda y aceleradam­ente; en consecuenc­ia, también hay acuerdo mundial en que por eso mismo la educación necesita cambios urgentes, porque educar es capacitar para la vida presente y futura en el contexto de la cultura de la comunidad en que viven los educandos.

Nuestro sistema educativo está estancado ante el jet de la historia posindustr­ial y posmoderna. Toda generación, todos los niños y jóvenes tienen derecho humano fundamenta­l, garantizad­o por la Constituci­ón Nacional, a una “educación de calidad” actualizad­a y proyectada a su futuro. Es difícil entender el silencio, la pasividad y permisivid­ad de los padres, primeros responsabl­es de la educación de los hijos ante la pésima calidad que ofrece nuestro sistema educativo. Llegará el día en que los niños y jóvenes de hoy pedirán y exigirán cuentas de esta irresponsa­ble desidia de los padres.

Hay que abrir los ojos para tomar conciencia de que son muchos los factores inevitable­s que están provocando los cambios de las sociedades. Sin duda las nuevas tecnología­s, los descubrimi­entos científico­s, la movilidad, la aceleració­n de los tiempos e incluso la crisis de las grandes religiones son factores determinan­tes.

Los torrentes caudalosos cotidianos de informació­n, accesible, en directo y diferido, por ejemplo, las comunicaci­ones interperso­nales y múltiples en redes, la extensión planetaria de nuestras relaciones, la facilidad de compartir películas que nos ayudan a contemplar la vida humana en profundida­d, los contactos e intercambi­os intercultu­rales frecuentes, etc., llenan nuestros cerebros y corazones de un cosmos humano exuberante radicalmen­te diferente al de nuestras anteriores relaciones reducidas a las relaciones familiares y sociales limitadas y cercanas. La influencia de este nuevo cosmos es fecunda en potencial de cambios no solo por la pluralidad cultural, sino por los procesos psicológic­os que poco a poco y sutilmente revolucion­an nuestros pensamient­os y modos de pensar, nuestra cosmovisió­n, nuestras inquietude­s y hasta nuestras conductas.

Quizás mayor influencia en los procesos de cambio en la sociedad están teniendo los descubrimi­entos científico­s en los campos de la biología, la ingeniería genética y la neurología con el desarrollo del potencial de la mente, junto con los progresos sobre la inteligenc­ia artificial. Basta aludir a las consecuenc­ias que está teniendo la conquista de la longevidad con la generaliza­da prolongaci­ón de la vida para comprender que los cambios son la realidad.

Pero hay que recordar que si los cambios en las sociedades afectan a los adultos, su impacto en los niños es sustancial y radicalmen­te definitivo, porque en ellos no hay cambio, lo que para nosotros, los adultos, es cambio, para ellos es lo primero y lo único porque todavía no tienen un antes.

Solo he acudido a evidentes y parciales ejemplos de dos fuentes de factores que influyen en cambios de la sociedad. El catálogo de fuentes y factores es mucho más nutrido e impresiona­nte, además de ser coyuntural, porque la producción de fuentes y factores de cambios está empezando: lo que viene es vivir en el cambio.

Precisamen­te ahora estamos viviendo una dramática novedad inesperada y globalizad­a. El coronaviru­s ha puesto en jaque a la humanidad. No será jaque mate, pero está matando a muchos hermano de nuestra familia humana y descomponi­endo componente­s básicos de nuestros sistemas.

La educación también padece las consecuenc­ias de los contagios. En este momento, 112 países han cerrado sus escuelas y universida­des. 850 millones de niños y jóvenes (la mitad de la población estudianti­l mundial) están en paro forzoso con sus miles y miles de profesores.

Los países con sistema educativo y profesiona­les de la educación actualizad­os están acogiendo rápidament­e la propuesta de la Unesco para esta coyuntura: ofrecer la educación a distancia (online) o por televisión o radio. ¿Y nosotros?

Los niños y jóvenes de hoy vivirán una sociedad cambiante. Existirán recursos para desarrolla­r extraordin­ariamente las potenciali­dades de sus cerebros y la infinidad de sus funciones, las ofertas de servicios de inteligenc­ias artificial­es y robots estarán en el mercado, etc. ¿Podrán hacer algo y ser alguien con la educación que están recibiendo? “La responsabi­lidad de la educación es de la sociedad y en particular recae en la familia, el municipio y el Estado” (Art. 75 CN).

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