Un año de guerra fratricida en Libia
TRÍPOLI (AFP). Libia es escenario desde hace un año de una guerra entre poderes rivales a las puertas de la capital Trípoli, con cruentos combates que han desplazado a miles de personas y paralizado la producción petrolera, pero lo peor puede aún estar por llegar con la pandemia del nuevo coronavirus.
“Asistimos simplemente a la destrucción de una nación” resume lapidariamente el analista Jalel Harchaoui, del Instituto Clingendael, de La Haya.
El 4 de abril de 2019, el mariscal Jalifa Haftar, instalado en el este del país y que basa su legitimidad en el Parlamento electo en 2014, lanzó una ofensiva para apoderarse de Trípoli, donde reside una autoridad rival, reconocida por la ONU, el Gobierno de Unión Nacional (GNA).
Desde entonces, los combates se han empantanado en la región tripolitana (en torno a la capital del país), a las puertas de una aglomeración de dos
Y al cabo de los meses, las injerencias extranjeras han exacerbado el conflicto: Emiratos y Rusia apoyan al mariscal Haftar, mientras que Turquía defiende al GNA. millones de
Tablero internacional
habitantes.
Libia está sumida en el caos tras la guerra civil que acabó con el régimen de
Muamar Gadafi en 2011.
A fines de enero, en Berlín, los países implicados se comprometieron a respetar un embargo de armas y a apoyar un alto el fuego.
Fue una enésima promesa no respetado y ambos bandos siguieron recibiendo armas y mercenarios, según denunció la ONU.
Al mismo tiempo, “la incapacidad de la coalición Haftar para entrar en Trípoli” pese al apoyo emiratí y de centenares de mercenarios rusos, dio la oportunidad al gobierno turco de Recep Tayyip Erdogan “de aumentar su influencia en la capital libia” destaca Jalel Harchaoui.
Días pasado, el GNA anunció una contraofensiva, llamada “Tormenta de la Paz”, y los combates se intensificaron en el sur de Trípoli y al este de Misrata.