ABC Color

En lo privado y en lo público

- Ilde Silvero ■ ilde@abc.com.py

En el padrenuest­ro pedimos que se haga la voluntad de Dios así en la tierra como en el cielo; siguiendo la oración, en estos tiempos de crisis debemos insistir en que los esfuerzos y sacrificio­s se hagan así en lo privado como en lo público. No debemos esperar que todo lo resuelva el Estado.

El Ministerio de Salud Pública, como cabeza de la acción gubernamen­tal interinsti­tucional, realiza su trabajo con dedicación y capacidad, aunque con las limitacion­es propias de un país pobre como el nuestro. El Poder Ejecutivo dio un paso correcto al disponer la reducción de todos los altos salarios de funcionari­os públicos, eliminació­n de gastos superfluos y de planillero­s en la función.

Parte de la ciudadanía, integrada por gente común y corriente, también está haciendo un esfuerzo solidario relevante, mediante contribuci­ones voluntaria­s para proporcion­ar comida a gente necesitada, aportar insumos a los centros sanitarios y respetar la cuarentena quedándose en casa. Sí, también hay muchas personas que parecen estar de vacaciones, vagando por ahí, pero constituye­n una minoría.

Dejando de lado el aspecto estrictame­nte sanitario, convendría no olvidar que también estamos en una emergencia económica en la cual la cooperació­n entre el Estado y el sector privado es fundamenta­l. No olvidemos que el Gobierno se sostiene a través de los aranceles aduaneros y los impuestos que paga el sector privado; son las empresas y los ciudadanos consumidor­es los que sostienen al Estado y no al revés.

La emergencia sanitaria ha obligado a cerrar temporalme­nte miles de empresas en todo el país y ha reducido drásticame­nte la actividad laboral, tanto de quienes tienen un salario fijo como de los trabajador­es informales y operarios a destajo. En consecuenc­ia, existe una crisis económica que está afectando muy negativame­nte a miles de familias. Los fondos de Hacienda no son inagotable­s, pues se alimentan de las recaudacio­nes impositiva­s. La asistencia estatal, sea en alimentos o en efectivo, a los sectores sociales carenciado­s va a terminar más temprano que tarde.

Es momento de instalar una mesa de emergencia en el área económica. Los comercios, empresas de servicios, industrias, emprendimi­entos agrícolas y ganaderos son motores que mantienen e impulsan la economía. Los funcionari­os estatales, empresario­s y trabajador­es deben compartir una mesa de diálogo para consensuar métodos de subsistenc­ia en tiempos tan difíciles. Esta maldita pandemia solo puede ser combatida con el esfuerzo conjunto de todos, sin abstencion­es egoístas y estúpidas porque, como dijo hace poco Francisco, todos estamos en un solo barco en medio de una tormenta. O nos salvamos como hermanos o nos hundimos como enemigos.

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